Cosmografía y otros escritos de divulgación científica

Cap. II. Esfera c,leste América Meridional; el otro visible para los habitantes de Venezuela, de Nueva Granada, de México, de los Estados Unidos de América, de toda la Europa. Al polo que está sobre nuestro horizonte llamamos aus- tral y al opuesto boreal, porque desde ellos parecen soplar los vientos que los antiguos llamaban Austro y Bóreas. El polo boreal se llama también ártico (de la palabra griega arctos, osa, nombre dado a una constelación o grupo de es- trellas colocado en aquella región del cielo), y septentrional (de septem triones, los siete trilladores, los siete bueyes, de- nominación con que fue conocido el mismo grupo de estre- llas entre los romanos). Al polo austral, por su oposición al boreal o ártico, se le da también el nombre de antártico. E~ eje ideal del universo, que, según se ha dicho, pasa por el centro de la tierra, taladra, por decirlo así, la super- ficie de ésta en dos puntos opuestos, que se llaman polos te- rrestres. El que está del lado del polo austral del cielo, se llama polo sur; y el que está del lado opuesto, polo norte: aplícanseles también las mismas denominaciones que a los respectivos de la esfera estrellada, a los cuales suelen darse a su vez las de sur y norte. La línea que une los dos polos terrestres, es el eje de la tierra, el cual, por consiguiente, es una parte del eje de la esfera celeste. Figurémonos ahora un círculo máximo de la esfera, perpendicular al eje, esto es, equidistante de los polos. La circunferencia de este círculo dividirá la esfera en dos he- misferios: el hemisferio austral y el hemisferio boreal. Este círculo máximo se llama ecuador celeste, o línea equinoccial. 4 Las estrellas, en el movimiento de rotación de la esfera, describen círculos paralelos entre sí y al ecuador. Todos estos paralelos varían mucho en sus magnitudes, que yendo del ecuador a los polos son progresivamente menores. El ho- J 9

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