Cosmografía y otros escritos de divulgación científica
Origen de la sífilis creyó necesario interponer la autoridad civil para detener sus progresos" 1 • El mismo Cornelio de Pauw, a pesar de su petulante ligereza, o quizá en razón de ella, reconoce la efectividad de una circunstancia que debió hacerle reflexionar. Léanse sus propias palabras. "El primer europeo de distinción a quien el mal de América arrebató fue el rey Francisco I; pero antes de este suceso realizado en 1547, esta enfermedad había ya producido inmensos destrozos en nuestro continente. La rapidez de su propagación fue asombrosa. Los moros ex- pulsados de España la inocularon a los asiáticos y a los africanos. En menos de dos años, penetró desde Barcelona hasta la Francia septentrional. En 1496, todas las cámaras reunidas del parlamento de París dictaron el famoso edicto que prohibía a todos los ciudadanos atacados del mal de América presentarse en las calles so pena de ser ahorcados, y que ordenaba bajo igual pena a los extranjeros infectados dejar la capital en veinticuatro horas. Dos años después, se ve ya aparecer el contagio en Sajonia; por lo menos, los escolásticos de Leipsick sostuvieron la tesis del mal vené- reo, que no conocían sino desde 1498; y se dirigieron con este motivo injurias espantosas en latín bárbaro, hicieron muchos argumentos en forma, y no curaron a ningún en- fermo" 2 • Conviene observar que el edicto del parlamento de Pa- rís a que alude Pauw designa la enfermedad con el nom- bre, no de mal de América, como dice Pauw, sino con el de grosse vérole. "No es, pues, extraño que esta súbita propagación", dice don Andrés Bello en sus apuntes, "haya hecho creer a varios sabios autores que la enfermedad de que se trata fue una epidemia originaria de Europa". 1 Robertson, Historia de América, libro 4, nota 22. (NoTA. DE BELLO) . :! Pauw, Recherches Philosophiq11es sur les Américains, tomo 1, parte l. (NOTA DI! .BEUo). 583
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