Cosmografía y otros escritos de divulgación científica
Escritos varios cada nación le asignó el nombre de aquella de que creía haber recibido el contagio. Los napolitanos, y todos los italianos, la denominaron mal francés, por haber aparecido en el ejército con que Carlos VIII de Francia invadió la Italia el año de 1494. Los franceses, mal de N ápoles, por haberlo adquirido cuando conquistaron este reino. Los alemanes y los ingleses, mal francés o viruela f ran- cesa, porque suponían que los franceses fueron los que les comunicaron esta enfermedad. Los flamencos, los holandeses, los portugueses, los mo- ros, los africanos, mal castel'ano, o viruela de España, por la misma razón. Los indios orientales y los japoneses, mal portugués. Los pobladores de las costas bañadas por el Mediterrá- neo, mal francés, o mal de los cristianos. Los persas, mal de los turcos. Los polacos, mal alemán. Los rusos, mal polaco. Los españoles, mal de bubas, o de búas, o mal curial, o gálico. Esta diversidad de denominaciones indica que los pue- blos europeos imputaron por lo general el origen de aquella enfermedad a sus vecinos, o mejor dicho quizá, a sus ene- migos. Sin embargo, desde el primer tiempo, se propagó la especie de que los compañeros de Colón eran los que ha- bían llevado de América a Europa esta enfermedad antes desconocida en el antiguo mundo. Un poema latino, muy gustado y aplaudido en el siglo XVI, tuvo mucha parte en que se difundiese esta idea de que la sífilis era americana. Gerónimo Fracastor, natural de Verona, cultivó simul- táneamente con distinción la medicina, la poesía y la as- tronomía. 578
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