Cosmografía y otros escritos de divulgación científica
Escritos varios lleva pendiente de cada gancho una larga cadena, a que van enlazados millares de objetos útiles. Las leyes de la filosofía son una puerta que nos da entrada a los más abundantes y deliciosos jardines que la imaginación puede figurarse; un talismán, ante el cual se descorre el velo que cubre la faz del universo, y deja visibles innumerables bellezas y mara- villas, escondidas a la ignorancia. El hombre de instrucción se ve siempre rodeado, por decirlo así, de conocidos y ami- gos, mientras el ignorante está en medio del mundo material, como en una tierra extranjera y hostil. Un hombre leerá mil libros como pasatiempo agradable, que sólo dejará im- presiones vagas; pero el que por medio de las leyes generales estudia el libro de la naturaleza, hace del grande universo una historia sublime que le habla de Dios y que puede ocu- par dignamente su atención hasta el fin de sus días. Hemos dicho ya que las leyes físicas rigen los grandes fenómenos naturales de los astros, mareas, vientos, corrien- tes, etc., etc. Ahora mencionaremos algunos de los objetos artificiales a que concurren estas leyes, aplicadas por la in- ventiva del hombre. Casi todo lo que el ingeniero civil eje- cuta, es del dominio de la física. Tomemos por ejemplo esas admirables obras derramadas sobre la superficie de las Islas Británicas; esos numerosos canales de navegación inte- rior; esas dársenas en que se reciben las riquezas del mundo, que de todas partes se agolpan a torrentes; esas bahías que ofrecen asilo al mareante derrotado; esos puentes rn,agní- ficos que tanto facilitan las comunicaciones; esos cerros ta- ladrados para dar paso a las embarcaciones y a los carruajes; el comercio trasportando sin interrupción las producciones de la tierra y de las artes, sin que le detengan valles ni ríos, y presentando alguna vez el singular espectáculo de un bu- que, que navega perpendicularmente encima de otro: y la agricultura alimentando nuevos pueblos en lo que antes era pantanos y ciénagas, que el arte ha desaguado y fertilizado. En Holanda una gran parte de la tierra, robada al mar, re- 550
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