Cosmografía y otros escritos de divulgación científica
Naturaleza Americana por la variedad de temperaturas de que goza, juntando en pequeño espacio todos los climas de la tierra. -En las cum- bres de la cordillera, reina una perpetuo invierno; los ha- bitantes de la Siberia y de Kamschatka creerían reconocer su suelo nativo en las tierras altas de Chile y del Perú, como si se hubiese colocado un mundo sobre otro entera- mente diverso. En lo interior de la cordillera, hay una masa enorme de metales de todas especies; y sobre el declive de los montes y en los llanos se encuentra una maravillosa abundancia de todo género de producciones minerales, sa- linas y terrestres. Los lagos ofrecen allí depósitos inago- tables de la sal común, que las aguas disuelven en las tierras que ocupan durante la estación de las lluvias; y se cristaliza en tiempo seco por la evaporación del disolvente, la cual es rapidísima en un país cuya elevación es tan grande. En otras partes, se encuentran llanuras cubiertas de álcali mi- neral (carbonato de sosa), sal admirable (sulfato de so- sa) y magnesia vitriolada (sulfato de magnesia). Bajando los montes, se hallan entre rocas escarpadas vitriolo y alum- bre, llamado allí cachina y millo, cuyas vetas descompone la mano poderosa del tiempo. En las cimas nevadas, donde la ligereza y extremada rarefacción del aire no per- miten a los otros animales respirar, viven el guanaco, la llama, la alpaca y la vicuña, cuya lana, particularmente la de las dos últimas, se cuenta entre las más preciosas del mundo. A pesar del rigor del clima, la naturaleza ha vesti- do las cumbres y precipicios de una multitud de plantas enanas interesantísimas a la medicina. Descendiendo a los valles vecinos, se goza de un temperamento apacible, que se puede llamar una primavera perpetua. Allí crece el maíz al 1ado de la cebada y el trigo; allí prosperan la vid, el olivo y los árboles frutales del antiguo continente. En las gar- gantas o cañadas estrechas, abiertas por los ríos, que se precipitan de la cordillera, la reflexión de los rayos solares aumenta el calor; y ambos lados comienzan a poblarse de árboles, cuya vegetación se hace más y más lozana, cuanto 472
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