Cosmografía y otros escritos de divulgación científica
Sobre la Naturaleza, por Virey tenían pues del Ente Supremo aquellos filósofos que no querían se ocupase en desvolver los pétalos de una flor, o el ala de una mariposa, suponiendo que tales cuidados eran indignos de un dios? ¿No era esto representarse la divinidad como un rey mortal, que, no pudiendo verlo y abrazarlo todo por sí mismo, distribuye sus órdenes a sus ministros, y abandona las menudencias del gobierno a mil agentes subalternos, mientras él, encerrado en los oscuros retretes de su palacio, sólo piensa en disfrutar un ocio exento de toda molestia? Pero la omnipotencia llena el universo, y ,u influjo no es mayor sobre un sol, que sobre el más me- nudo grano de arena. Respecto del se"r universal, no hay grandeza ni pequeñez absoluta; el espíritu de vida colma todos los espacios como todos los tiempos. Más la naturaleza nos ofrece aún otros espectáculos. Veamos cómo las edades se siguen unas a otras, tendiéndose mutuamente la mano. La infancia, acompañada de travie- sos juegos, y de gracias inocentes, camina ante la juven- rud; ésta, ardiente, presuntuosa, ataviada de belleza y de :tn:ior, se precipita en pos del placer; sucédele la edad ma- dura, llena de prudencia, de previsión, y de inquietud cui- d:1dosa; la vejez en fin, encorvada bajo los años, se arrastra tristemente, y con una mano trémula va a tocar a las puer- t1s de 1a muerte, y a pedirle un refugio seguro. Allí acaba la gran procesión de la vida. En vano apartamos la vista de e!lta triste perspectiva de la existencia, que nos descubre :1 lo lejos un sepulcro. Todos somos viajeros sobre la tierra; 1,)s hombres, los huéspedes de la selva, los habitantes del :, i re, las flores del campo. Algún día es menester que resti- ruyamos nuestro cuerpo a los elementos, desechándole co- rno un viejo ropaje, y que nuestra alma vuelva a la divi- nid:id, de que emana. La muerte es, por decirlo así, una vida sorda y oculta, rnrn pausa de la naturaleza fatigada, un sueño aparente de la materia. La naturaleza animada es un torbellino intnen- '·º, en que la materia organizada circula sin cesar, y no 391
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