Cosmografía y otros escritos de divulgación científica
Notas preliminares había confiado los resultados de sus múltiples observacio- nes, dedujo de ellos, inspirado por su genio y haciendo uso de las especulaciones abstractas de los geómetras griegos sobre las secciones cónicas, las tres leyes fundamentales· a que obedecen todos los planetas en ~us movimientos alre- dedor del sol. Un siglo después de Copérnico apareció así en las tablas astronómicas el movimiento elíptico en vez del circular. Después, el genio de Newton (1642-1727) descubrió la ley llamada de la gravitación universal. Las tablas astro- . nómicas debían ser modificadas por la introducción de las innumerables desigualdades producidas por las atracciones mutuas de los astros del sistema planetario. En el siglo XVII apenas acababa de nacer el Análisis infinitesimal debido al mismo Newton y a Leibniz. Por esto, fueron los sucesores de Newton, sobre todo Euler, D'Alem- bert, Clairaut, Lagrange y Laplace, quienes pudieron apli- car el potente método de cálculo al estudio de los grandes problemas del sistema del mundo. Efectivamente, el objeto de las investigaciones de los más ilustres matemáticos del siglo XVIII fue el estudio de las perturbaciones planetarias. A fines del siglo fue cuando se llegó a descubrir la ley de las grandes perturbaciones de Júpiter y de Saturno que Lambert había tratado de representar por medio de fórmulas em- píricas, creyendo imposible someterlas al análisis. Fué La- place quien resolvió el problema, teniendo en cuenta las potencias superiores de la excentricidad y de la inclinación de las órbitas que Euler y Lagrange habían despreciado. Problemas análogos pero de complicación mayor se presenta- ron cuando se trató de construir tablas de los satélites de Jú- piter. También a Lagrange y a Laplace se debe la solución de estos difíciles problemas. Después, otros científicos se ocuparon de ellos y perfeccionaron los métodos; por ejem- plo, en el estudio de las perturbaciones de los asteroides es preciso citar los nombres célebres de Cauchy, de Hansen, de Glyden. En la teoría de la luna, los de Euler, Plana, XLVII
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