Cosmografía y otros escritos de divulgación científica

Naturaleza Americana ción del Orinoco, sigamos el curso del brazo principal de este río que se dirige al NO. Ya observamos lo comunes que son allí los jaguares o grandes panteras americanas. También se encuentra allí el tigre negro (felis discolor de Gmelin), animal célebre por sus fuerzas, su ferocidad, su estatura y la belleza de su piel. La vegetación•no es menos vigorosa y rica en esta parte del Orinoco, que en las que dejamos descritas, y exhala a veces un olor aromático tan fuerte que molesta. Pásanse sucesivamente las embocaduras del Cunucumemo, del Gua- nami y del Puriname. Las dos orillas del río principal están enteramente desiertas: hacia el norte, se divisan empinadas montañas; hacia el sur, se pierde la vista sobre una dilatada llanura, que se extiende hasta más allá de las fuentes del Atacavi, que más abajo toma el nombre de Atabapo. «Hay no sé qué de melancólico", dice nuestro viajero, ua la vista de un gran río, sobre el cual no se encuentra una nave, una piragua siquiera de pescadores. Indios independientes (los abirianos y los maquiritares) viven en la serranía; pero las sabanas circundadas por el Casiquiare, el Atabapo, el Ori- noco y el Río Negro, no muestran hoy vestigio humano: · hoy, digo, porque aquí, como en otras partes de la Guaya- na, se ven sobre las rocas de granito figuras groseras que re- presentan el sol, la luna y varios animales, y atestiguan la existencia anterior de un pueblo harto diferente de los que vimos en el Orinoco". Síguense las embocaduras del J ao, del Zamacuri y del Ventuari. Los indios pretenden que los cocodrilos no suben más arriba que la boca del Jao, ni los manatíes sobt"e la ca- tarata de Maipures. El río Ventuari es uno de los más con- siderables tributarios del Orinoco, y fue reconocido en 1800 por el padre Francisco Valor. Algo más abajo de la boca de este río, está (sobre la orilla izquierda del Orinoco) la mi- sión de Santa Bárbara, de 120 habitantes, y con algunas señales de industria, pero de que sólo se utilizan los religio- sos, o como se dice por aquellas partes, la iglesia y el conven- 338

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