Cosmografía y otros escritos de divulgación científica

Naturaleza Americana dura del Caranaveni; luego sobre la izquierda la del Arapa o Anapu; y otra vez sobre la derecha el peñón de Aricagua, que aloja en sus grietas una multitud innumerable de mur- ciélagos, de los que atacan al ganado para cl?,uparle la san- gre, y cuyos estragos son tan grandes en algunas partes de la América ecuatorial, que destruyen a veces hatos enteros. Enfrente de Aricagua está la boca del río Sucurivapu, y algo más abajo el islote del Castillito, roca granítica, cuadra- da, que se levanta en figura ·de arca en medio de las aguas, teñida de listas negras que parecen indicar que las más altas crecientes del Orinoco no suben aquí arriba de ocho pies. Por entre orillas cubiertas siempre de selvas espesas, llegamos a las bocas del Mataveni y del Zama, ríos de los que en la Guayana se llaman de aguas negras, porque efec- tivamente, vistas en grandes masas, parecen de un color co- mo de café, y sin embargo, son las más bellas, claras y agra- dables al gusto, teniendo también la ventaja de que las evitan los cocodrilos y aun los mosquitos. Agitadas por un ligero soplo de viento, verdeguean como un prado, a la ma- nera de los lagos de Suiza; y sosegadas, reflejan los objetos con una claridad y limpieza admirables. Físicos célebres que han examinado las aguas más puras que proceden de los ventisqueros, páramos y sierras neva- das, en que la tierra está desnuda <le despojos vegetales, han creído que el color propio de este líquido podría ser muy bien azul o verde, porque nada prueba que el agua sea de suyo blanca, ni que, cuando vista por reflexión de la luz presenta algún tinte, sea necesario suponer en ella ~algún principio extraño que la colore. Lo que hace más notable este fenómeno en la Guayana, es que·, sobre un mismo terre- no, bajo unos mismos bosques, se atraviesan vertientes blan- cas y negras. Ni es principalmente en parajes sombríos don- de las aguas se muestran teñidas de colores oscuros, pues lo mismo sucede con mucha frecuencia en las sabanas del Meta y Guaviare. Por la misma banda de occidente, que es la del Matave- 304

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