Cosmografía y otros escritos de divulgación científica

Versiones de Humboldt por la ausencia de la luz una metamorfosis extraña. Estos vestigios de organización entre las tinieblas excitaron po- derosamente la curiosidad de los indios, que aunque en ge- neral tan estólidos, y tan difíciles de mover, los contem- plaban en silencio, con un pasmo que parecía inspirado por lo horroroso del sitio; como si estos vegetales subterráneos, pálidos y desfigurados, se les figurasen fantasmas desterra- das de la vista del Cielo. Los misioneros con toda su autoridad no pudieron in- ducirlos a que siguiesen adelante. A medida que la bóveda se acercaba al suelo, los quejidos de los guácharos se hacían más agudos y penetrantes. Vímonos precisados a ceder a la pusilanimidad de nuestros guías, y resolvimos volvernos. A la verdad, la apariencia de la cueva era en extremo uniforme. Se nos aseguró que un obispo de Santo Tomás de Guayana, que penetró más allá que nosotros, había medido 960 varas desde la boca hasta el lugar en que se detuvo, y que sin em- bargo no llegó hasta el fin; pero el obispo estaba provisto de hachas de cera, y nuestras antorchas, compuestas de cor- tezás de árboles y de resina indígena, despedían gran can- tidad de humo, que en un canal subterráneo tan angosto, ofendía mucho a la vista, y dificultaba la respiración. Desandamos el camino, siguiendo el curso del torrente; y antes que nos deslumbrase la claridad del día, vimos brillar el agua entre el ramaje intrincado que la ocultaba a su sa- lida, figurando a la vista un cuadro distante, al que la boca de la caverna servía de moldura. Habiendo, en fin, salido y reclinándonos sobre -la margen del riachuelo, descansamos de nuestras fatigas. Alegrámonos de no oir ya la desagradable voz de, los pájaros, y de ver.nos fuera de un sitio en que la oscuridad no tiene el atractivo del silencio y de la tranqui- lidad. Apenas podíamos pers~adirnos que el nombre de la gruta de Caripe era todavía totalmente desconocido en Eu- ropa. Los guácharos bastaban para hacerlo célebre. Estas aves nocturnas no se han descubierto aún en parte alguna, sino en los montes de Caripe y Cumanacoa. 301

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