Cosmografía y otros escritos de divulgación científica
Naturaleza Americana se presentó a nuestra vista, de un modo muy pintoresco, un pequeño collado cubierto de plantas, situado entre nosotros y la abertura de la gruta, a la extremidad de un pasadizo estrecho, de 240 toesas de largo. Este fondo de verdura hace resaltar las estalactitas que bajan de la bóveda, y ' ofre- cen la apariencia de columnas suspensas en el aire. La boca de la caverna, vista hacia la hora de mediodía, iluminada por la viva luz, que el cielo, las plantas y las rocas refle- jaban a un tiempo, nos pareció notablemente contraída. El distante esplendor del día formaba una especie de con- traste mágico con las tinieblas que nos rodeaban en aquel antro inmenso. Disparábamos nuestras escopetas a la ven- tura, donde la gritería y aleteo de aquellos pájaros nos ha- cía creer que había un gran número de nidos apiñados; y al fin logramos matar un par de guácharos, que deslum- brados por la luz de las antorchas, parecían seguirnos; cuya circunstancia me proporcionó poder dibujar esta ave, hasta aquí no conocida de los naturalistas. Trepamos no sin tra- bajo la pequeña colina de donde baja el torrente, y repara- mos que la gruta se nos había estrechado perceptiblemente, conservando sólo 40 pies de alto; y que continuaba prolon- gándose al NE., sin desviarse de su dirección primitiva, que es paralela al valle de Caripe. En este sitio el riachuelo deposita una tierra negruzca, fina y esponjosa, compuesta de sílice, alumine, y polvo ve- getal, que no sabemos si se cala por las grietas que comuni- can con el suelo superior, o si es acarreada por el agua de lluvia, que penetra en la cueva. Caminamos por un espeso lodazal hasta llegar a un paraje en que vimos una muestra curiosa de vegetación subterránea. Las semillas que los pá- jaros llevan allá dentro para alimentar sus pollos, germinan donde quiera que pueden asirse a la tierra blanda vegeta'l, que cubre las incrustaciones calcáreas. Descoloridos tallos, con algunas hojas a medio formar, se habían levantado hasta la altura de dos pies. Era imposible averiguar la especie de aquellas plantas, cuya figura, color y aspecto habían sufrido, JOO
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