Cosmografía y otros escritos de divulgación científica

Naturaleza Americana cueva y se arrogan el monopolio de este artículo, como des- cendientes de los primeros colonos del valle: pero gracias a las instituciones monásticas, sus derechos están reducidos a un mero honor. Los indios deben suministrar el aceit~ nece- sario para las lámparas de la iglesia; todo el restante se les compra. La raza de los Guácharos se hubiera extinguido tiempo ha, si varias circunstancias no hubieran contribuido a su conservación. Los naturales por sus ideas supersticiosas tie- nen miedo de penetrar en la cueva. Parece también que al- gunas cavernas vecinas, pero por su estrechez inaccesibles al hombre, están pobladas de aves de la misma especie, y que de ellas salen colonias que van a reparar el estrago anual de la gran gruta; porque, según nos aseguraron los misioneros, no se echa de ver disminución en la especie. Cuando se abre el buche y estómago de los pollos, se les encuentra toda cla- se de frutas duras y secas, las cuales suministran, bajo el nombre de semil!a del guácha1·0, un remedio muy celebrado contra las calenturas intermitentes. Los pájaros adultos lle- van estas semillas a sus crías. Recógense cuidadosamente, y se envían a los calenturientos de Cariaco y de los otros valles. Internándonos en la caverna, seguíamos el hilo del ria- chuelo, que nace en ella, y tiene allí 28 a 30 pies de ancho. Andábamos por sus orillas, hasta donde nos lo permitían las colinas formadas de incrustaciones calcáreas. Cuando el torrente serpenteaba entre elevadas masas de estalactitas, nos veíamos precisados a descender al cauce, que sólo tie)le dos pies de profundidad. Este riachuelo subterráneo es el origen del río Caripe, que a pocas leguas de distancia, habiendo jun- tado sus aguas al Santa María, puede navegarse en piraguas, y después entra en el Arco, bajo el nombre de Caño de Te- rezen. Sobre las orillas del torrente subterráneo encontra- mos gran número de pedazos de troncos de palma; sobre estos troncos trepan los indios para alcanzar los nidos que cuelgan de la bóveda. Las impresiones anulares, .que sus aba- 298

RkJQdWJsaXNoZXIy Mzc3MTg=