Cosmografía y otros escritos de divulgación científica

Vi11je a l11s regiones eq11inocci11l,s haya emprendido esta obra algún escritor dotado de las cua- lidades necesarias para su desempeño, que además del cabal conocimiento de los dos idiomas, requiere cierta familiari- dad con el lenguaje técnico de las ciencias físicas, y nociones más que medianas de historia natural. Por falta de estos indispensables requisitos está plagada de errores la traduc- ción de que damos noticia, señalándose a menudo los objetos con denominaciones bárbaras e ininteligibles. He aquí unos pocos ejemplos que nos han saltado a los ojos en menos de 30 páginas del tomo I, y aun no son todos. A las hojas pin- nadas llama el traductor peludas; a los cocos, cocoteros; a las casias en general (cassia L.), ca1iafístulas; a las tunas o cactos, raquetas y cacteros; a las garzas, agretas; a la madera de la tuna (le bois du cactus), el bosque del cactus; a los filos o bordes de los tallos de la tuna, pinchos; a la culebra de cascabel (serpent a sonnettes), serpiente de campanillas; a los garfios venenosos de que está armada la boca de éste y otros reptiles, saetas; a las palmas, palmeros; a los guaique- ríes, guaiqueros; a los mangles, paletuvieros; a los totumos (crescentia citjete), calabazeros; a las estufas (serres), sie- rras; a las cañas ( roseaux) , rosales, etc. 275

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