Cosmografía y otros escritos de divulgación científica

Un tratado elemental de geografía para los estableci- mientos de educación no debe ser más que un alfabeto, por decirlo así, que habilite a los jóvenes para la debida inteli- gencia de las obras de historia, viajes, etc. Con este auxilio se pueden leer sin tropiezo y con placer las obras abultadas de geografía física y política; y de esta manera se extienden y perfeccionan en la lectura privada las nociones necesaria- mente abreviadas y diminutas de los colegios. Bajo este punto de vista la obra que sirve de epígrafe al presente artículo es acreedora a la aceptación de los direc- tores y profesores de nuestros establecimientos literarios. Es difícil reunir en más corto espacio los elementos de este ramo indispensable de enseñanza; su método es excelente; su estilo, claro; y las ideas que da de los extensos y varia- dos objetos que recorre, nos han parecido generahnente co- rrectas. Desearíamos que a la par de la geografía se diese más cabida y ensanche entre nosotros a la cosmografía, o ciencia del universo; estudio el más a propósito para elevar la ima- ginación de la juventud, y para darle alguna idea de las maravillas de la naturaleza, y del poder y sabiduría de su inefable autor. Lo que hay sobre este asunto en todas las obras elementales de geografía que conocemos, exceptuando la de Letronne, es sumamente escaso y defectuoso; y aun en la que acabamos de citar (bien que sólo podemos juzgar de ella por su traducción castellana), no encontramos aquel orden, aquella exposición luminosa, que en composiciones de esta especie son necesarios para formar buenos hábitos de 263

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