Cosmografía y otros escritos de divulgación científica
Escritos de Cosmografía las sustancias que no se han podido descomponer todavía? ¿Quién nos asegura que aquéllos no constan de los mismos principios constituyentes que nuestra atmósfera o que los fluidos etéreos sobrepuestos a ella? ¿Podemos medir por nuestros conocimientos químicos las fuerzas y recursos de la. naturaleza? Otros imaginaron que, en virtud de alguna catástrofe cuyas causas y circunstancias ignoramos, se hizo pedazos algún planeta, y que sus fragmentos continuaron dando vueltas en el espacio, hasta entrar en la esfera de atracción del globo terrestre, donde su roce con el aire atmosférico los calienta hasta el punto de encenderlos y de producir los fenómenos q'ue dejamos expuestos. Esta catástrofe plane- taria es una suposición algo aventurada, porque tales ac- cidentes, por parciales que sean, desdicen de la armonía constante observada en el sistema del universo. Sin em- bargo, el ilustre geómetra Lagrange abrazó esta teoría, que cuenta gran número de partidarios. Otros, en fin, con Laplace, han apelado a volcanes exis- tentes en la luna, que se suponen lanzar los meteorites con bastante fuerza para que lleguen a la esfera de atracción de la tierra y se precipiten en ella. La dirección oblicua en que caen necesita ciertamente de una fuerza proyectriz, cualquiera que sea, y la hipótesis de los volcanes de la luna la explica. Ni debe admirarnos la excesiva potencia del im- pulso necesario para arrojar estos cuerpos a tanta distancia, porque se ha calculado que bastaría que fuese cinco11rveces mayor que la que dispara una bala de cañón. ¿Osaríamos pues, creer a la n.1turaleza t:ln escasa de medios, que ape- nas pudiese aventajar a los nuestros? Pero es de advertir que ella no emplea .c;emejantes fuerzas en los volcanes te- rrestres. La análisis química de los meteorites ha demostrado en ellos la existencia de varios metales, principalmente hierro 226
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