Cosmografía y otros escritos de divulgación científica
Escritos de Cosmografía 1,680 libras rusas. En Aken, cerca de Magdeburgo, se halló, bajo el empedrado de la ciudad, otra grandísima en que se reconocieron todas las cualidades del mejor acero de In- glaterra. Hoy se sabe que estos cuerpos pertenecen a la clase de aquellos que recientemente han ocupado mucho la imagi- nación de los sabios, y que se han llamado bólidos, aerolitos, meteorolitos, como si dijésemos piedras arrojadizas, piedras del aire, piedras meteóricas, porque efectivamente se les ha visto caer de las regiones superiores de la atmósfera, acom- pañadas de apariencias meteóricas, fenómeno atestiguado por varios escritores antiguos, y conocido en todos tiempos del vulgo, pero hasta estos últimos años contradicho por los físicos, qu~ lo contaban entre las patrañas de la credu- lidad, porque no podían concebirlo ni ajustarlo con las leyes de la naturaleza. Pero al fin, varias sociedades céle- bres, y entre otras el instituto de Francia, estimuladas por multitud de comunicaciones de autoridad no despreciable, prestaron particular atención a este fenómeno. Ofrecióse en Francia una buena ocasión. En 26 de abril de 1803, ca- yó en Langres (departamento del Orne) una lluvia horro- rosa de piedras; todo el mundo hablaba de ellas; mostrá- banse en los paseos públicos; Chaptal, ministro entonces del interior, propuso a sus colegas del instituto que envia- sen un comisario a Langres para certificarse de la verdad; y Biot, a quien se dio esta comisión, presentó un informe tan circunstanciado del hecho, y apoyado de pruebas tan con- vincentes, que no se pudo ya revocar en duda que efecti- v:1mente caen piedras de la atmósfera. Q, Les meteorolitos (o meteorites, como los llaman otros) · se muestran desde luego bajo la forma de un globo de fue- go movido con suma velocidad, y cuyo tamaño aparente es a menudo como el del disco de la luna, menor a veces, y otras muchísimo mayor. Se les ve arrojar chispas y llevar tras sí un rastro de luz, que desaparece al cabo de uno o dos minutos, dej ::ndo en su lugar una nubecilla blanquecina a manera de 224
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