Cosmografía y otros escritos de divulgación científica
Co1mografí11 7 En esa brillante reg1on estrellada se observa aparecer y desaparecer astros, de los que unos tienen ciertamente luz propia y otros la men- digan: vemos cuerpos lucient es anieblados, o estrellas nebulosas que parecen cometas, y vemos que una estrella aparece ya sola, ya doble, ya multiplicada, como si se dividiese en partes: o tanto se juntaran, que su intervalo a nuestra vista desapareciera, por la inmensa distancia desde donde la observamos. De las mismas estrellas conocidas y que tenemos por una sola, algunas son una colección de otras muchas, que por la aparente cercanía se confunden y son reputadas por una sola estrella; de las tres grandes de la espada de Orión, la del medio observó Huygens que era una :colección dé doce estrellitas compañeras (así las ha califi- cado Flamsteed). Con infatigable laboriosidad Cristiano Mayer ha ob- servado en las estrellas dobles y triples y principalmente en las nuevas, rodeadas de estrellas cercanísimas, que suelen tener luz pálida.· Des- cubrió ocho estrellitas compañeras, cerca de la nueva estrella de Hér- cules; cuatro de una estrella de Escorpión, y diez de una nueva de León. Sobre las estrellas dobles muchas de las compañeras, son verda- deramente nuevas, que tienen movimiento propio, que en algunas se co- nocen por la acelerada mudanza de su luz, grandeza y distancia. Por tales descubrimientos y otros muchos de insignes astrónomos, con los que últimamente ha hecho Mr. Herschel de estrellas planetarias nebulosas, dobles y variantes de resplandor, le ha hecho conjeturar que el sistema solar se va acercando hacia la constelación de Hércules. 8 Nada es más conocido en las estrellas fijas que los diferentes colo- res que se observan en ellas: unas son muy brillantés como el Can mayor y la Lira; otras algo oscuras, otras nebulosas, como las cercanas al cinto de Orión: otras hay dé color bermejo, como son el corazón del Escorpión, Aldebarán, el Arcturo, Capela, Rigel y otras. La causa pro- véniente es la materia de que se componen, que no es tan pura, y homogénea en unas estrellas, como en otras: aquellas que sol¡mente contienen partículas sutiles, cuyo movimiento vibratorio aumenta su luz, son más resplandecientes, y su resplandor es más claro y hermoso: pero otras que tienen mezclada otra materia menos apta para el movi- miento sobredicho, son más oscuras, y causan entre las luminosas al- gunas sombras pequeñas, que si llegan a formar aquella proporción y mezcla de m:1teria, que requiere el color bermejo o azul &a. hacen ponerse de ese color la luz de estas estrellas. De lo que tenemos un claro ejemplo en la llama que se levanta de los metales en el crisol, que de la mezcla dé extrañas partículas, aparece la llama ya azul, ya bermeja, cenicienta o de otro color. 178
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