Cosmografía y otros escritos de divulgación científica

Cap. XI. De los cometas o como si estuviesen en completa ignición, sin sombra ni oscuridad alguna, son sustancias densas y macizas, compa- rados con la tenuísima gasa de la casi espiritual estructura de los cometas. Así es que aplicándoles poderosos telescopios se desvanece luego la ilusión que atribuye solidez a su núcleo; aunque es verdad que en algunos se ha dejado ver una como pequeñísima estrella, que indicaba un cuerpo sólido. Siendo tan pequeña la masa central de los cometas, la fuerza de gravitación que ella ejerce sobre su superficie no basta a sujetar el poder- elástico de las partes gaseosas; y a eso sin duda es debido el extraordinario desarrollo de la atmósfera de estos astros. Que la parte luminosa de un co- meta es parecida al humo, la niebla, o las nubes suspendidas en una atmósfera trasparente se manifiesta por un hecho frecuentemente observado, es a saber, que la porción de que está rodeada la cabeza se ve separada de la cola por un intervalo menos luminoso, como si estuviese sostenida por una faja diáfana, al modo que vemos una capa de nu- bes sobre otra, mediando entre ambas un trecho despejado. Pero es probable que haya en ellos muchas variedades de estructura y constitución física. 3 Los movimientos de los cometas son al parecer suma- mente irregulares y caprichosos. A veces permanecen vi- sibles por unos pocos días, a veces por meses enteros. Unos andan con extremada lentitud, otros con una celeridad extraordinaria; y un mismo cometa aparece acelerado o lento en diferentes partes de su carrera. El cometa de 1472 describió en un solo día un arco celeste de 120 grados. Unos llevan un rumbo constante, otros retrogradan, otros hacen un camino tortuoso; ni se limitan, como los planetas, a un distrito determinado, antes atraviesan indiferente- mente todas las regiones del cielo. Las variaciones de su magnitud aparente son también notabilísimas; su primer 151

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