Cosmografía y otros escritos de divulgación científica

Cap. X. De la gravitaci6n universal Creíase que era Urano, si no el postrero de los planetas, a lo menos el último de que podía tener noticia el hombre. · uEl frío y triste Herschel (había dicho en 1845 un astró- nomo célebre) corre para nosotros el velo de la oscuridad sobre el gran teatro abierto a las investigaciones de la mente humana, separándolo del desconocido, inmenso universo, poblado de estrellas". Esta barrera ha sido derribada como tantas otras. Los movimientos de U rano eran todavía un problema insoluble para los astrónomos. Las irregularidades de su elipse no podían atribuirse a la acción de ninguna fuerza conocida. Júpiter y Saturno, únicos planetas que pudieran influir en él de un modo sensible, no bastaban para explicar el efecto. Notábase constantemente una diferencia entre el verdadero lugar de aquel astro y el que le asignaban las ta- blas, calculadas sobre los datos de que hasta entonces se hallaba en posesión la ciencia. Este solo cuerpo parecía no ajustar enteramente su carrera a las fórmulas de la gravita- ción newtoniana, y no faltaba ya quien pensase que era necesario corregirlas introduciendo en ellas algún nuevo elemento. M. Leverrier emprendió descifrar el enigma. Re- corrió con infatigable perseverancia todo el cúmulo de observaciones y cálculos relativos al rebelde planeta; de- terminó exactamente la parte que debía señalarse a Júpiter y a Saturno en la producción del fenómeno; provisto de estos datos, comparó la senda calculada con la senda real; y llegó por fin a convencerse, por el más rigoroso racio- cinio geométrico, de que no era, como algunos imaginaban, un vasto satélite, ni la resistencia del éter, ni el encuentro de un cometa, lo que ocasionaba la discrepancia; que sólo era admisible la suposición de un nuevo planeta, y que éste debía ser un gran globo para producir tan extrañas pertur- cuerpo celest e cerca de la estrella Jelta Geminis. Después c!e asegurarse por la ob- servación directa de la realidad del descubrimiento, se anunció éste al mundo cien- tífico el 30 de marzo de 1930. Se dió el nombre de Plutón al nuevo astro•, Se le encontró después en placas fotográficas del año de 1919 del Observatorio Monte Wilson y de 1927 del Observatorio de Uccle. (NOTA DE F. J. DUARTE). 145

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