Cosmografía y otros escritos de divulgación científica

Cap. IX. Del sistema planetario corresponderá a la resultante de las dos velocidades y direc- ciones; a la manera que, cuando vamos andando, nos parece que la lluvia nos da en la cara con una velocidad y dirección, que es la resultante de la velocidad y dirección que llevarnos y de las que trae la lluvia. Por consiguiente, no veremos el astro en su verdadero lugar, sino en el que corresponda a la direc- ción de la resultante; la cual describirá anualmente en el cielo una pequeña elipse, cuyo centro será el lugar verdadero del astro. Esto es exactamente lo que sucede. La resultante calcu- lada es exactamente la que han dado las observaciones de un grandísimo número de eclipses de los satélites de Júpiter, y según ella el grande eje de la elipse de aberración, producida por el movimiento orbital de la tierra, es de 40" · 492. Parece que la rotación de la tierra debiera tener también su parte en el fenómeno de la aberración. Pero el cálculo demuestra que sus efectos son tan pequeños, que se confun~ den hasta ahora con los errores inseparables de la observa- ~~ , Si el astro está en movimiento, el mejor modo de consi~ derar la aberración es éste. El rayo con que lo vernos, no es el rayo que el astro emite en el momento de la visión, sino el .que emitió algún tiempo antes, es a saber, el tiempo que ha necesitado la luz para atravesar el espacio que media en- tre el astro y nosotros. Sobre estos datos se han construido tablas para corregir los efectos de la aberración. Síguese de lo dicho que en el lugar aparente de los obje- tos celestes hay siempre dos elementos que despejar, la re- fracción y la aberración; cuando se trata de los astros cuya distancia es calculable, hay uno más, la paralaje. 11 Notaremos de paso que el fenómeno de la aberración de la luz es una prueba física del movimiento anual de la tierra. 131

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