Cosmografía y otros escritos de divulgación científica
Cap. IX. Del sistema planetario en D, excepto cuando se proyecta sobre el disco solar como una mancha negra. Todos estos fenómenos son exactamente conformes a las observaciones, y prueban incontestable- mente que Mercurio y Venus son cuerpos opacos; lo que también se percibe por la falta de centelleo, que es propia de los cuerpos que no resplandecen con luz propia, como las estrellas. Las variaciones a que está sujeto el brillo de Venus son considerables, y dependen de dos causas: la magnitud de su área iluminada visible, y la· mayor o menor magnitud apa- rente de su disco. El diámetro de Venus varía desde algo me- nos de 1O" hasta más de 1'; a que no llega el de ningún otro planeta. 4 Como las órbitas de los planetas superiores abrazan la de la tierra, su curso no está circunscrito, como el de Mer- curio y Venus, a ciertos límites de elongación, antes bien aparecen a todas distancias angulares respecto del sol, y aun en la región opuesta del cielo o según suele decirse en oposi- ción; lo que no podría suceder, si no se interpusiese enton- ces la tierra. Los que, por la pequeñez de sus paralajes, parecen muy distantes de nosotros, a saber: Júpit~r, Saturno y Urano, se nos presentan siempre redondos; los vemos, por tanto, en una dirección no muy distante de aquella en que el sol los ilumina; de que se sigue que ocupamos un lugar que respecto de ellos no dista mucho del centro de sus órbi- tas; o en otros términos, que la órbita de la tierra es, compa- rativamente, de pequeño diámetro. Sólo Marte aparece a veces un poco giboso; pero su porción iluminada visible no es nunca menos de los siete octavos de su disco; y como en Júpiter, Saturno y Urano no percibimos fases, es claro que sus órbitas incluyen, no sólo la de la tierra, sino la de Marte. Los planetas superiores se hallan en oposición cuando su longitud comparada con la del sol da una diferencia exacta 121
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy Mzc3MTg=