Cosmografía y otros escritos de divulgación científica

Cap. VIII . De Ta luna cho tiempo atrás y con una exactitud maravillosa, cuál será la posición de la luna entre las estrellas, a cada hora, minuto y segundo de cada día del año, en tiempo local del meridiano de Greenwich, París, u otro cualquiera que se elija. Las distancias angulares de la luna respecto de las principales estrellas que le salen al paso, se computan y registran cuidadosamente en almanaques publicados bajo la inspección de los gobiernos y de sociedades científicas. Y cuando un observador en cualquier paraje dd globo, en mar o en tierra, mide la distancia a que se halla la luna -respecto de una de esas estrellas (cuyo lugar en el cielo se ha determinado con la más escrupulosa individualidad), sabe la diferencia entre su tiempo local, y el de cualquier obser- vatorio del mundo, y, por consiguiente, la diferencia entre su longitud y la de cualquiera de ellos. 9 Hemos visto que el volumen de la luna es como 4 ~ del de la tierra. La teoría de la atracción demuestra que su ·masa es como 0,0146 de la del globo terrestre. Su den- sidad es, por consiguiente, menor. La luna tiene la forma de un elipsoide, cuyo eje mayor está vuelto constantemente hacia la tierra, en el plano del ecuador lunar; ejecutándose la rotación en torno al eje menor, como en la tierra, y por la misma causa. El telescopio nos muestra en la superficie de la luna desigualdades considerables: montes y valles. Vemos pro- yectarse la sombra de los primeros y variar la de los segun- dos exactamente como corresponde a la posición del sol: los montes arrojan una negra y tendida sombra, cuando el sol nace o se pone a su espalda; pero a medida que este astro se levanta, la sombra se acorta, y en los plenilunios, cuando la luz solar los baña de lleno, no se ve sombra al- guna. Los picos aparecen siempre iluminados antes que los 113

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