Cosmografía y otros escritos de divulgación científica
Cap. VIII. De la luna suyos al sol; de lo cual procede que las manchas no guarden una misma elevación sobre el plano de su órbita, y que aun algunas parezcan pasar de un lado de este plano al otro. En fin, la tercera ilusión proviene de que la observamos en la superficie de la tierra y no en el centro, que es el verdadero punto a que la luna tiene siempre vuelta una misma faz; lo que hace que el contorno aparente de su disco varíe para el observador, según es más o menos la elevación de la luna sobre el horizonte. Llámase la primera de estas apariencias, libración en longitud; la seguñda, libración en latitud; la ter- cera, libración diurna. 8 La luna es el astro de que se saca más partido en la as- tronomía, en la geografía y en la náutica. Si hubiese en el cielo, dice Sir J ohn Herschel, un reloj con muestra y puntero, que señalase siempre el tiempo lo- cal de Greenwich, se determinaría fácilmente la longitud de cualquier paraje de la tierra comparando el tiempo lo- cal de ese paraje con el que ese reloj señalase. El oficio de la muestra y puntero es éste: la primera tiene una serie de marcas, cuya posición se sabe; el segundo, recorriendo las marcas, nos informa, por el lugar que con respecto a ellas ocupa, de la hora que es, o del tiempo que ha corrido desde que estuvo en cierto paraje de la muestra. En los relojes las marcas de la muestra están distribuidas ordenada y unifor- memente sobre una circunferencia cuyo centro es el punto de apoyo, sobre el cual gira con movimiento uniforme el puntero. Pero ya se deja ver que sabríamos la hora con igual certidumbre, bien que con menos facilidad, aunque las marcas no estuviesen distribuidas a intervalos iguales en la circunferencia, y aunque el puntero no girase sobre el cen- tro, ni con movimiento uniforme; con tal que supiésemos, primeramente, los intervalos exactos a que las horas y mi- nutos estuviesen marcados en la muestra (lo que sería po- 111
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