Los constituyentes de 1925

Los Constituyentes de 1925 :pero no los tendrá de los que sabemos el valor de las conquis– tas que se pierden, de .fas libertades que se sepultan aplasta– ijas por la bota militar, ni tampoco los tendrá de los fogoo:>s es-tudiantes que lo acompañaron en su candidatura presiMn– cial, ni de esa masa de pueblo que montó guarc1ia rnuchor, días y noches alrededor de su casa, cuando se temió que pudier a per– der la P r imera Magistrafüra, de esa masa de puéhlo que hoy lamenta con el alma oprimida, conocer de cerca cuán dur¡, e implacable es la mano de los Gobiernos de facto. "Repetiré en esta carta lo que muchas veces he dicho ~n mi vida pública : Que pedim'Os la abolición de toda tiranía, por– que queremos que los esclavizadores sean esclavos; pe:li.mos la muerte de todo privilegio, porque no querernos que los privile– giados sepan cuán dur o y amargo es sufrir las injusticias de Jos privilegios; queremos que caigan los cadalsos, que se acabe 1a guerra del hombre con el hombre; que las revoluciones Se realicen allí en la esfera de fa ley sin conmover la sociedad;' que los pueblos se unan. que las inteligencias abran sus ala.e; a la luz del día y porque deseamos todo esto, porque aspiramos a este bien ideal, defendemos la verdadera libertad y la verda– dera democracia, la democracia constructiva, amante de la pa– tria y respetuosa de sus instituciones. "Aquí debería terminar esta carta pidiendo a V. E. ')Ue perdone mi franqueza, pero debo hacer una última observa– ción y es ella : "El proyecto de reforma constitucional, contrariando lam– bién la tendencia moderna de disminuir el período presidencial y el legislativo, los aumenta, lo que será. motivo de mayorrs males todavía y de mayores dificultades en el porvenir; mata la comuna autónoma que fué una gran conquista democrática y para colmo le fija un sueldo de dos mil pesos mensuales a los parlamentarios. "En este país consumido por la pereza y por la abulia, ldar sueldo igual a los ociosos y al hombre que t rabaja, es ro– bustecer la burocracia, que, a corto plazo, se absorberá todas nas rentas de la nación. : "No es sueldo lo que necesitan los congresales, sino una asignación por su trabajo efectivo, es decir, por su asistencia a las sesiones de las Cámaras, a las Comisiones respectivas y por los proyectos que presenten, cuando fueren aprobados y transformados en leyes. "Quiero terminar con las mismas palabras con que puse fin a mi discurso del 9 de Febrero de 1924 en el Senado: "Quiera el Supremo Hacedor que las libertades y derechos nue, tan injusta como precipitadamente, se arre~'l.tan hoy a la Carta Fundamental y a los representantes del Congreso Na– cional y que las mayores atribuciones y facultades que se pn– tende dar al exceso que tiene el Presidente de la República, ) 79 (

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