Los constituyentes de 1925
Ruperto A. Bahamonóe Nació don Ruperto A. Bahamonde en Concepción el 20 <ic Septiembre de 1862. Fueron sus padres don Diego Bahamonde ,y doña Rosa Rivera. Estudió en el Liceo de Concepción y más tarde, en 1884, a la temprana edad de 22 años, se recibió de abogado. En 1889, es designado promotor fiscal en Mulchén, cargo que desempeñó hasta 1894, para regresar a su pueblo na– tal a dictar la cátedra de Derecho Civil del curso universitario de Concepción, en desempeño del cual empieza .a revelar sus notables dotes de maestro. Afable, altruista, generoso, sincero y modesto, eran las cualidades que adornaban al Sr. Bahamonde y que junto con su notable conocimiento de las leyes hicieron de él uno de los me– jores abogados de Concepción. Tenia el Sr. Bahamonde una ra– pidez de comprensión .aún en la más grande dificultades; ex– ponía su criterio con maravillosa claridad e indestructible ló– gica y siempre <lió muestras de ser un profesional recto, con conciencia de su deber. En 1912, al trasladarse a Santiago, los abogados del foro penquista le ofrecen un banquete de despedida en el club de Concepción, con la concurrencia de los seiíores ministros de la Corte de Apelaciones. Al contestar el discurso de ofrecimien– to, expone el Sr. Bahamonde su afecto por su pais natal, su concepto de los deberes de un padre de familia, y dice ser ne– cesario un movimiento de opinión para defender a la Patria y a la Sociedad de I.a ola de corrupción que pretendía envolver – las, expresando que eran los abogados, principalmente los nue– vos, los llamados a iniciar este movimiento patriótico. En Santiago, dicta clases de Derecho Civil en la Univer– sidad de Chile, como profesor extraordinario primero y des– pués en r eemplazo de don Luis Claro Solar. En 1914, cuando por· renuncia del titular se elige un nuevo Decano en la Facul · tad de Leyes y Ciencias Politi~s, concediódosele tan insigne honor a don Ruperto Bahamonde, que permanece en este car– go hasta 1924. Su obra como Decano no fué estéril: gracias a él se renovó el Plan de Estudios, en CUY'.a elaboración tuvo gran intervención, ganando así el aprecio del alumnado y de sus co– legas, con estos antecedentes, surge su candidatura rectoral. En 1924, desempeñando interinamente el rectorado, esta– lló el conflicto entre el Dr. don José Ducci y el alumnado de la escuela de Medicina. El Sr. Bahamonde tuvo una intervención discreta y conciliadora, exhibiendo una vez más las magnifi. cas dotes de su caracter y su inteligencia. Algunos lo creyeron incapaz para resolver el conflicto por su modestia y sus finos modales, cometiendo asi !;a mayor de las equivocaciones, por- ) 73 (
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