Los constituyentes de 1925
Seminario de Derecho Público bres, hacerlo·inaccesible a los extremismos, a los abusos y con– solidarlo en nuestras actividades cívicas. Si hasta ayer fué un fracaso por causas ya conocidas y experimentadas, recordemos que en un tiempo fué útil y que podrá co'ntinuar siéndolo si lo despojamos de sus inconvenien– tes y a.provechamos sus ventajas para implantar un sistema ba– sado en la democracia y capaz de promover una evolución so– cial y politica en nuestro ambiente ciudadano." "2. - Reformas Constitucionales: Además de las que de– jo insinuadas en el número anterior, propondría las siguientes: a) Creación de Consejos o Asesorías Técnicas para las Comisiones del Congreso y para el Ejecutivo. A pesar de que se me ocurre de que esto puede ser ma– teria de leyes, considero indispensable que esta aspiración es– té consultada en nuestra Carta Política, porque ella involucra una. nueva tendencia en la formación de las leyes y en la admi– nistración del Estado. En efecto, todos sabemos que la inter– vención estatal ha penetrado hondamente en las actividades sociales y económicas de la colectividad. Esta intromisión puede ser benéfica si está bien encami– nada y desastrosa si es inoportuna o errada. La economía di – rigida puede ser algo sumamente útil si logra manejar armó– nicamente los grandes y complejos elementos que constituyen las actividades de la industria. y del comercio, tanto nacionales como internacionales. Para obrar con acierto y para no entrabar el desarrollo económico del país, creo indispensable que tanto el Ejecuth <i como el Parlamento, estén asesorados por técnicos especializa– dos en las numerosas materias de orden económico, financiero, industrial, comercial, educativo, etc., en que hoy toca interve– nir. T<anto en la dictación de las leyes como en las resoluciones del Ejecutivo se presentan actualmente, y cada vez con mayor intensidad, problemas científicos y técnicos que sólo pueden ser estudiados y resueltos por especialistas. No creo que ningún gobernante o legislador, por culto que sea, esté en condiciones de abordar con éxi'to la multitud de ma– terias que hoy se someten a su resolución. Pasaron ya los tiem– pos del Estado gendarme y de los gobiernos políticos; ellos se fueron con el "laissez faire, laisse.z passer ... " Yo me imagino estos Consejos Técnicos como verdaderos laboratorios en que se investigara concienzuda y serenamente en el descubrimiento de la verdad científica, para aplicar lo más conveniente y adecuado a los intereses del Estado y de la i,ociedad. Es por esto que creo que deben estar rodeados del mayor prestigio y de la grande respetabilidad, a fin de que sus informes tengan la mayor eficacia en la legislación y en la ad– ministración del Estado. ) 68 (
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