Los constituyentes de 1925

Los Constituyentes de 1925 ma considerable el prestigio parlamentario, afirmó la libertad electoral." , "Desgraciadamente, esta libertad no ha redundado en be– neficio del país. Aún los espíritus más imparciales observan que hay notable decadencia en los últimos Congresos." · "La ex!Jensión del sufragio no ha correspondido a las ex– pectativas de la opinión; y el nivel de los diputados, senadores y municipales ha bajado en moralidad, en ilustración, y hasta, podría asegurarse, en patriotismo." "¿ Cuál ha sido la causa de este retroceso? Sin duda algu– na, la incompetencia de la mayoría de los electores en cada provincia y en cada departamento." "Los individuos de las clases populares no se hallan pre– parados para ejercitar el derecho de sufragio, ni por su cul– tura ni por su elevación de espíritu, y obedecen casi siempré, al emitir sus votos, a móviles poco dignos." "Es un hecho comprobado que entre ellos el cohecho do– mina con una generalidad que espanta en todas las luchas elec– torales." "Se ha conseguido que el Gobierno deje en libertad a los ciudadanos para trabajar por el triunfo de sus candidatos; ·pe– ro, en cambio, no se ha podido evitar la influencia avasalladora de la fortuna privada." "La cándida ilusión de los estadistas del siglo XIX que creían en el sufragio universal como en una panacea infalible, se ha visto cruelmente burlada." Más adelante prosigue: "Los pueblos son verdaderos or– ganismos sujetos a las leyes de la evolución, y, para su desa– rrollo natural, exigen cambios períodicos en el cuerpo de las leyes civiles y políticas." "Por otra parte, la nueva Carta, tiene un vacío inmenso que debería haberse remediaao, de preferencia a otras reformas; por cuanto a la esencia misma del régimen democrático." "Todos los publicistas reconocen que el cohecho, mal endé– mico en nuestro país, como que arranca su origen de las con– diciones etnológicas del pueblo chileno, ha sido siempre prac– ticado, ya por los gobiernos, ya por los ciudadanos; pero ningu– no de ellos recomienda otro correctivo para tan grave dolencia, fuera de la educación pública; esto es, la tardía acción de los años." "Por desgracia, aquella enfermedad ha adquirido propor– ciones alarmantes desde que la Ley de Elecciones de 187 4 es– tableció el sufragio Universal, y, sobre todo, desde la implan– tación, en 1884 y en 1890, del sistema del voto acumulativo." "A nadie se le ha ocurrido, por cierto, apelar al único re– curso positivo que produciría resultados inmediatos y eficaces, es decir, a la restricción del derecho de sufragio, por cuanto ) 55 (

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