Los constituyentes de 1925

Seminatio de Derecho Público respeto para la Iglesia; pero, en el acto mismo de la separa– ción; no intervinó nunca y, por el contrario, la combatia. "Después del acuerdo producido en la Comisión Redactora de la Constitución, tuvo conmigo una larga conferencia para exteriorizarme el profundo dolor que le ocasionab:1 la separa– ción. Me señalaba también, los peligros que sign;fic:tba despo– jar al poder civil, de todas las atribuciones del Patronato, por lo que respecta al nombramiento de las autoridades superioref de la Iglesia. Creía don Crescente, que cabia la posibilidad que un sacerdote extranjero fuera inducido a error, no obstante la prudencia y discresión gast,lda en tales casos. Me recordó las grades luchas que en épocas pasadas hubo en el Parlamento, en donde se habia defendido la libertad de culto conservando el Patrpnato. Aludía a los debates del año 84, en que terciaron don José Manuel Balmaceda, don Augusto Orrego, don Isidro Errázuriz y tantos oíros grandes y reputados oradores." "Le repliqué a don Crescentc, que espíritus extremistas me criticaban que defendiera la separación despojándome del Patronato. Le replicaba yo que la separación, si se realizaba, debía efectuarse con honradez y con plena libertad, tal como lo ~ostuvo el programa que me llevó a la Presidencia de la Repú– blica. Se alarmaba también, y con mucha 11azón, don Crescente, por las inmensas dificultades que le creaba el matenimiento del Culto y las necesidades de una Iglesia separada." "Esta preocupación era justísima y se allanó acudiendo el Estado para los gastos de la Iglesia por un periodo de cinco aiios hasta que pudiera organizar su nuevo patrimonio." "Don Crescente aceptó y se resignó ante la separación, porque, como finalmente me dijo, no podía ser mas papista que el Papa y rebelarse cotra la autoridad Pontificia que babia aceptado mi procedimiento." "Quedó así sancionada entre nosotros, la absoluta liber– tad de culto y también la libertad de la Iglesia dentro del orden y respeto a las leyes de la República." Preguntamos a don Arturo Alessandri cuales fueron los motivos que le impidieron convocar una Asamblea Constituyen– te, elegida por votación popular. "-En realidad, ese es un problema que necesita ser acla– rado. Como lo manifesté en el "Telegrama de Roma", yo pen– saba someter la discusión de mi proyecto de reforma constitu– cional a la consideración de una Asamblea Constituyente, li– bremente elegida." "En el viaje de vuelta a Chile, me encontré en Montevideo con Vicente López, hijo del famoso historiador Vicente Fidel Lópe<i, me preguntó la forma en que haría la reforma consti– tucional ofrecida al país y reclamada por todos los sectores." "Me aconsejó, en vista del escaso tiempo con que contaba, que buscara otra fórmula para el estudio y aprobación de las ) 38 (

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