Los constituyentes de 1925

Los Ccmst;i;tuyentes de 1925 tro alcance dentro de alguno~ años P.sa cultura general necesa– ria para el voto popular consciente, pero, por desgracia, mal que pese a nuestro patriotismo, esa situación no existe actual– mente en el país. "El mal fué atenuado hasta 1891, por la mtervención gu- . bernativa en las elecciones, intervención que, aunque inacep– table en principio y que sin duda eliminó de entrar en la poli– tica a elementos que hubieran tenido una buena influencia en la parte del país, en general se usó con criterio sano y patrió– tico por los Presidente de la República, formándose las Cáma– ras con elementos de calidad ; aunque en su mayoría afectos al gobernante. De ese período parlamentario, a pesar de la tara· de origen, arranca el prestigio y la tradición del Parlamento chileno. "Posteriormente, en general, las elecciones han sido libres de influencia gubernativa, salvo algunas que podrían seilalarse, como la de 1925, que tuvo influencia directa en el quebranto de nuestra vida institucional; pero hasta hace poco, no era una realidad el sufragio universal, ya que, en una u otra forma, se ejercitaban influencias tan inaceptables en principio, como la del Ejecutivo. "El resultado, sin embargo, de los últimos Parlamentos en que ha habido realmente elecciones, tan libres de influencias como las de los países más avanzados del mundo, es que el Par– lamento ha ido decayendo a tal punto, que puede afirmarse, que ha perdido su prestigio y autoridad ante el país, lo que es bien sensible. Ha contribuído también a ello, la demasiada am– plitud de rriterio con que los propios parlamentarios han en– tendido sus incompatibilidades, a tal punto que no menos de un tercio de los parlamentarios de hoy dia, aparte de su dieta, de suyo cuantiosa y acrecentada por diversas regalías, reciben di– r~ta o indirectamente, otros emolumentos o :t>eneficios fis– cales. "Recientemente, ha sido rechazada en el Senado, una re– forma parlamentaria bien intencionada del senador radical se– ñor Torres, tendiente a impedir que el número de la Cámara de Diputados, que de acuerdo con la Constitución se elige en proporción a los habitantes, se eleve para adaptarlo al último censo, a cerca de 200 miembros, lo cual es notoriamente exce– sivo para el país y sin· duda in-fluirá desventajosamente en la calidad de la Cámara. "En resumen de lo expresado anteriormente, creo que se– ría inútil para el país, una reforma constitucional que tendie– !'a a dar más carácter de estudio y de consulta al Cuerpo Le– gislativo, sin que parezca necesario otorgar mayores atribncio– nes que las que tiene el Ejecutivo, robustecidas de acuerdo con la reforma aprobada ya por el Senado y por la aplicación prác– tica que se ha dado a las disposiciones relativas al veto dei Pre- ) 267 (

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