Los constituyentes de 1925

Los Constituyentes de 1925 Comisión si no obtenían la realización de éste programa "mí– nimo". En lo referente a la enseñam:a, las instrucciones debían conducirlo a defender la enseñanza particular, que estaba en su gran mayoría bajo la dirección de congregaciones r eligio– sas. El problema de la educación dió margen a acaloradas discu– siones y casi todos los proyectos presentados hablaban de "en- señanza obligatoria y laica" u "obligatoria y neutra".. . . El constituyente conservador, al hablar en la Com1s1ón, c1 ta numerosos antecedentes y fundadas razones en pro de la idea de implantar la proporcionalidad escolar que obliga al Estado a subvencionar a los colegios particulares. Propone que ésta subvención sea igual a Ja mitad del costo de la escuela fiscal lo que significaría un ahorro al Erario Nacional y un estimu– lo a la educación pública. Cree que de la aprobación de tal idea se derivarían las siguientes ventajas: 1) Pacificación de la institución escolar desorganizada por las luchas religiosas. 2) Rápida difusión de la instrucción primaria. 3) El perfeccionamiento que nace de la competencia. Insinúa que se otorgue a los padres ~' curadores de meno- res, el derecho a exigir que se de a sus hijos en las escuelas del Estado, la educación que ellos desearen. En la duodécima sesión, se refiere al número 7 del Art. 10. mostrándose abiertamente contrario a ou,e el Estado tenJ?a el monopolio de la enseñanza. La instrucción, para el Sr. Silva Cortés, tiene un fin social ; por lo tanto, corresponde a la so– ciedad su particioación en ella, debiendo existir educación e instrucción privada. En lo referente a la ratificación de los convenios y acuer– dos internacionales, hizo indicación en el sentido de establecer que la aprobación de los Tratados sea materia de acuerdo de las Cámaras, pero sujeto a la misma tramitaci6n que una lev Siguiendo las indicaciones recibidas desde el Vaticano, de– bía obtener el reconocimiento constitucional expreso, del dere– cho del Presidente de la República a celebrar concordatos con la Santa Sede. Este punto, según nos ha declarado el Sr. Silva, fué el que más esfuerzos Je exigió. Faltaban dos o tres sesiones y aun no se pronunciaba la comisión. Sin embargo, el Príncipe de Ga– les preocupaba la atención de todo el país, a quien se prepara– ba un nutrido programa de recepción. El señor Silva, se entre– vistó entonces con el Sr. Alessandri, quien le manifestó que trataría de obtener la aprobación de la proposición sobre los concordatos. "Con toda lealtad", según frase textual de don Romualdo Silva, el Presidente de la República presentó la in– dicación, la que fué inmediatamente impugnada por los seño- ) 239 (

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