Los constituyentes de 1925

Ricaróo Salas Eówarós I Don Ricardo Salas Edwards nació en Copiapó, el 9 de Ju– nio de 1870. Falleció el 9 de Junio de 1939. Brillantes estudios de leyes le permitieron recibir su títu– lo de abogado a la edad de 20 años. Poco tiempo después ejerció las funciones de Subsecretario del Interior y, en 1892, viajó al extranjero como Secretario de la Legación de Chile en Londres y París. El éxito de su misión diplomática le hizo acreedor al nombramiento de "Inspector de Consulados'', durante la Admi– nistración Riesco. En esta misma época se dedica con fervor al periodismo y funda en 1902 "El Diario Ilustrado", primer ro– tativo de Santiago que aparecía con grabados, llamado a defen– der los postulados conservadores y social-cristianos que susten– tara con ardor su inspirador y primer director. El 26 de Octubre de 1906 el Presidente don Pedro Montt lo llamó a ocupar la Cartera de Relaciones Exteriores y Culto en el Ministerio conocido con el nombre de "Santa Cruz-Salas Edwards". Sin embargo, la inestabilidad propia del régimen parlamentario le impidió consagrarse, como hubiera deseado, a sus labores ministerales, debiendo abandonar el 12 de Julio de 1907 su cargo de Canciller. Más tarde, en 1913 y 1917 ocupa nuevamente, aunque por breve espacio, el Ministerio de Ha– cienda. En 1930 llegó a la Cámara, como diputado conservador por :f.1'uble, y ocupó un sito preferente dentro de esta Corpora– ción. En la. sesión del 21 de Agosto, del año en referencia, in– formó el proyecto sobre emisión de pagarées descontables de tesorería y pronunció un largo discurso aclaratorio que sir vió de base a la discusión y aprobación del proyecto. El señor Salas fué uno de los principales propugnadores y sostenedores de la "Cosach" (Corporación Salitre Chileno) ; por eso, en 1930 fué designado por el Gobierno del señor lbá– ñez, "representante oficial de los asociados" de dicha institu– ción, en Estados Unidos. Sus ideas sobre esta materia fueron expresadas a "El Mercurio" en un reportaje que concedió a es– te diario el 10 de Diciembre de 1930, poco antes de su partida. Refirióse entonces a los valiosos aportes, de gran utilidad co– mercial, que representaban las salitreras, los cuales debfa reci– bir trimestralmente el Fisco, durante los cuatro pri~ros añm1 siguientes. Por último, con clara visión del futuro, el señor Sala~ abo– gó por impulsar la industria salitrera, a la concentración, con ) 215 (

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