Los constituyentes de 1925

Seminario de Derecho Público .sidente, carece de fortuna, tiene que recurrir al concurso de otras personas, contrayendo compromisos que van en desme– dro de la independencia con que debe actuar una vez en el Go– bierno. Además, con la elección directa, salen elegidos los mi1s populares, o un general victorioso, que no son siempre los más capaces y con más criterio para gobernar". "El Presidente debe ser elegido por el Congreso; pero ha– ciendo coincidir los plazos de duración del mandato legislativo, en forma de que si el Presidente de la República dura seis años en sus funciones, los senadores duren también seis y los. dipu– tados, tres". "'En estas condiciones, el Presidente sería designado por un equipo parlamentario elegido en un mismo instante políti– co, evitándose asi, los inconvenientes de congresos absoluta– mente contrarios a la ideología política del Presidente de la República. Los ciudadanos elegirian los parlamentarios, los que revestirían la calidad de electoers de Presidente. La elección de un Congreso en la forma anotada, no ofrece inconvenientes; ya que hoy no existe un sistema parlamentario, sino un régimen presidencial bien definido, donde Ejecutivo y Parlamento, pue– den actuar con completa independencia". "Otra reforma, que puedo insinuarles en este momento, consistiría en agregar a la Constitución, aquellas disposiciones aprobadas por las Cámaras en 1941 sobre iniciativa para gas– tos y división territorial y que fueron rechazadas por el Con– greso Pleno, debido a consideraciones politicas sin justifica– ción alguna". (1) "Estoy de acuerdo con la reforma recientemente agre– gada a la Constitución Política porque resume, en sus lineas ge– nerales, el proyecto que había hecho suyo el Senado en 1940 y que fuera redactado por mí. Creo que la reforma será benefi– ciosa para el pais y que responde a una necesidad, que la pren– sa y la opinión pública en general, pedían desde hace mucho tiempo con mayor insistencia, después de )rechazo del Congre– so Pleno". "Creo también que es urgente, el estudio de una forma de representación de todas las actividades nacionales. Sabemos que la Soberania reside en la Nación y que los electores políticos sólo representan al pueblo. No obstante, gran parte de las activi– dades desempeñadas por ciudadanos apolíticos, quedan sin re– preesntación alguna. Entre ellos figuran industriales, comer– ciantes y hombres de trabajo que contribuyen con su esfuera;o a dar vida y progreso al país. Debe buscarse una fórmula que les permita desde el Congreso, velar por sus intereses gremiales, que lo son de la colectividad entera, para que así el Parlamento sea efectivamente el fiel reflejo de la voluntad soberana de la Nación". 1lJ Opiniones dadas en Octubre de 194~. ~, ) 184 (

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