Los constituyentes de 1925
Los Constituyentes de 1925 ra la organización del régimen administrativo interior, sino que hasta las leyes que la Constitución ordena se dicten para que llegue a ser efectiva la decentralización administrativa tan re– clamada por todas las provincias." "Faltando la acción compensadora del Gobierno, se explica que, por ley natural, se haya aprovechado más considerable– mente de las ventajas o del llamado resurgimiento de sólo un sector determinado del país y no haya llegado ese bienestar al resto, al gran conglomerado. Y se explica que éste no tenga el convencimiento de que se han obtenido beneficios y que no pue– da exigirsele paciencia y fe. ¿Y cómo van a tenerlas, si junto a los autos que se cruzan, caminan por las calles la miseria? En esta situación es fácil el rumor y encuentra terreno propicio y fértil la propaganda extremista." "La presión del ambiente sube y se produce una especie de nerviosidad colectiva, el histerismo se apodera de los hombres; en 5Us cerebros timoratos empieza a germinar una idea lumi– nosa, hasta que brotan de sus labios estas dos palabras mágicas, ¡,alvadoras de toda situación: Fcultades Extraordinarias. No importa contemplar la situación que existe, ni importa ver don– de están los males que se pueden remediar; ni importa la expe– riencia reciente de la historia que hemos vivido nosotro!' mis– mos; lo que arregla todo son aquellas dos palabrs. Y ante estos absurdos he dicho yo: ¡ No, señor! No son facultades extraor– dinarias las que se necesitan sino una solución política." "Mi razonamiento es muy sencillo. El pueblo vive de la es– perall2'!8, de la ilusión; y se mantiene tranquilo cuando ve que la esperanza se va a transformar en realidad." "No hay, a mi juicio, para después de obtenida la tranqui– lidad, otra solución que la nacional. La verdadera solución na– cional, aquella en que olvidando el pasado en que todos pecaron, se mire sólo para el porvenir de Chile, en que se llame a las me– jores capacidades para los distintos puestos de sus especialida– des, y se desarrolle una. obra organizada, metódica, que pene– tre en la conciencia pública, abordando solamente aquellos pro– blemas que nos son comúnes, y no aquéllos que nos dividen. Son tantos los problemas que unen los espiritus y tan pocos ~os qu nos dividen, son tantos aquellos en que coinciden las llamadas izquierdas y las llamadas derechas, que es ingenuo y torpe el no hacerlo. De cien problemas, noventa no producen divisiones, y los diez restantes, ¿qué importa abandonarlo;;, o que importa dejarlos al J.ibre juego de las mayorías, si son obstáculos que deban eliminarse para la prosecución de la obra nacional?" Hay que comenzar por hacer comprender a la capital y al centro del país que el resto de la República necesita saber que los escasos fondos nacionales de este país pobre, en que casi to– do está por hacerse, deben ser aprovechados y distribuidos en mejor forma." ) 165 (
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy Mzc3MTg=