Los constituyentes de 1925

Seminario de Derecho Público bres de Estado; pero, ¿ ocurre esto mism? con la opi~ión? ¿ pasa esto mismo con el pafs? todo lo contrario, porque si con hber– tad de prensa es posible rebatir y procesar a los que dicen fal – sedades o llegan a delinquir, con la prensa censurada se da mar– gen a que circulen toda clase de rumores, aún los más gbsurdc•s. Asi los que han pedido la censura, son los primeros en verse Pnv 1 ueltos en la fina red que teje el rumor y no tienen los me– dios de defenderse. El rumor es más peligroso que la calumnia. E5ta daña la honra. Aquel atenU\ contra la tranquilidad públita. "Voy a recordar al Senado sólo dos casos, que. ::omo ejem– plos me servirán para demostrar hasta donde es peligroso cen– surar la prensa, y hasta qué punto es posible la circulación de rumores que afectan al honor de los ciudadanos. En tiempos de la dictadura, se envió a Europa un alto funcionario en comisión de Gobierno, y circuló una proclama y se extendió el rumor de que aquel alto funcionario llevaba en su valija ni.ríos millones de pesos para depositarlos en Bancos europeos, par te para el jefe del Estado y parte para el mismo. Fué imposible contener este rumor y cuando aquel digno fun– cionarios regresó al país, se encontró co nque hasta fntimos ami– gos suyos le negaban el saludo, porque todos habían crrído en esto que hoy parece absolutamente absurdo. ¿ Cómo poder de– fenderse? ¡Imposible! Durante la censura de la prensa, circuló un rumor que fué conocido por casi todos los señores Senadores. Se aseguró que un diario de Valparaíso habla querido publicar una nó– mina de accionistas o grandes depositantes de un Banco Espa– ñol y que el censor se lo había prohibido, porque aparecían en ella, hombres de Gobierno con millones de pesetas a su haber, Esta especie .absurda, ¿ no circuló como efectfra? Fué necesa– rio que hombres afectos al Gobierno emplearan todas sus ener– gías para que personas que parecían de buena fe e inteligen– tes dejaran de propalarla. He ahi hechos que demuestran claramente lo que sig– nifica la censura de prensa. Y no hablo de los rumores sobre co– natos revolucionarios; no digo de huelgas, de los intentos de to– m.arse la Moneda, que se anuncian para el día siguiente o sub– siguiente, a horas determinadas, y que mantienen a la opinión pública en una nerviosa y constante inquietud." Más adelante, agrega : "En Chile, se ha confundido lamentablemente la acción de 1a policía con la acción del Gobierno, olvidandose que ante 1a acción del Gobierno, aquella es pequeña y que sera cada vez mas innecesaria a medida que sea efectiva y eficaz la acción guber– nativa. En esta forma, se han olvidado no sólo las leyes que im– perativamente establece la Constitución y que se requieren pa- ) 164 (

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