Los constituyentes de 1925

Seminario de Derecho Púb'UC-O legado a la S. D. N. durante el dificil periodo de las sanciones a Italia. En 1937 fué elegido miembro del Consejo de la Oficina In– ternacional del Trabajo. A su iniciativa se debe la organización por esa institución de las Confederaciones del Trabajo y las Confer encias en los paises de América, }:lasta entonces ignora– das. La primera ele est as con~erencias se 1'ealizó en Santiago de Chile en Enero de 1936. Ha representado al país en numerosas conferencias inter– nacionales, técnicas y diplomáticas, de las · que regresó pocos dias antes de estallar la actual guerra. , Es Jefe del Departamento Diplomátfco del Ministerio da Relaciones Exteriores, y redactor de "La Nación", periódico er. el rual escribe especialmente sobre política internacional. II El señor Fernando García Oldini tuvo una destacada actua– rión en las primeras sesiones de la Comisión Consultiva. Se discutia latamente, sobre la forma en que se aprobaría la reforma constitucional que el señor Alessandri quería dar al pais. Algunas personas pensaban en que debía convocarse a una Asambl.ea Constituyente en que estuvieran r epresentados los grnpos politicos. Dijo en esa ocasión : "Fatalmente los hombres que hoy mi– r an al porvenir y tratan de constituir un régimen dentro del cual pueda desenvolverse la nación, habrán de posponer los gran– des intereses, los intereses de fa mayoria, a los intereses in.me – fiiatos de los partidos y círculos restringidos. Fatalmente, en consecuencia, deberán mantener la anterior estructura del Go– bierne. Esto debemos pensarlo fríamente, considerarlo en todo lo que vale, en todo lo que ~ignifica, y tratar de evitarlo. ¿Cómo?" "Pasando por sobre los partidos y organizando la Asamblea Constituyente a base de la única realidad nacional, o sea, a ba– se de 'las funciones de la actividad de los individuos.': "Los partidos son también una realidad, por consiguiente deben estar r epresentados, pero no son la única realidad. Po•· eso, cuando Su Excelencia arguye que abandonará el sillón pre– sidencial porque la opinión pública representarla por el Partido Radical no lo acompaña, S. E. incurre en un error fundamen– tal. El Partido Radical no es la opinión pública r..i tampoco lo es el Conservador.'' "Al margen de ellos, sin ninguna vinculación con ellos es– tá todo ese mar de seres, que, como los radicales y los con:,erva. dores, también palpitan, también aman, también sufren. Están los gremios obreros, que no han ingresado al Partido RadicaiJ. ni al Comunista, que no pertenecen a ningún partido, y que, al igual que ellos, sienten pesar sobre sus espaldas la posibilidad ) 142 (

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