Los constituyentes de 1925

Seminario de Derecho Público todas sus mociones. Atentos siempre a la lógica, a la claridaa de los conceptos y de las expresiones, Galdames, Fernández Pe– ña y Salas Marchán, se preocuparon de dar mayor precisión a los textos constitucionales. No obstante la aparente intrascen– dencia de las enmiendas formales, de los cambios de redacción y de palabras, supieron comprender la inmensa importancia de las disposiciones claras para su aplicación en la práctica. Terminada su obra de constituyente, don Luis Galdárnes vuelve al magisterio y a la investigación histórica. A comien– zos de 1926, cumpliendo con un encargo de la Universidad de Chile, pública el primer volumen de "La Evolución Constitu– cional de Chile", que abarca el periodo comprendido entre 1810 y 1833. Obra recia, rnacia:a, de gran envergadura, que hará fi– gurar el nombre de su autor, junto a José Victorino Lastarria, Jorge Huneeus, Alcibíades Roldán, Valentín Letelier y Guiller– rni Guerra, nuestros más eminentes tratadistas. Por desgracia, la obra constitucional de don· Luis Galdarnes iba a quedar in– completa; el segundo y el tercer volumen, que debían abarcar los períodos comprendidos entre 1833-1891 y 1891-1925, ja– más llegaron a a.parecer. Otros libros, dados a la publicidad en diferentes períodos de su vida, atestiguan su incansable labor : "Diego Barros Ara– na", "La Juventud de Vicuña Mackenna", "Dos estudios edu– cacionales", "Algunos aspectos de la educación norteamerica– na", "La reforma de la educación secundaria", "Bosquejo His– tórico de la Universidad de Chile", "La Univiersidad Autónoma", "Valentin Letelier y su Obra", etc., etc. Al mismo tiempo, con– tinuaban apareciendo nuevas ediciones del "Estudio de la His– toria de Chile" que, junto con "La Evolución Constitucional", podría calificarse corno su obra fudamental. Paralelamente a las labores de publicista, don Luis Gal– dárnes prosigue sus actividades en el plano educacional. Es pro– fesor e·n el Instituto Pedagógico y miembro de la Facultad de Humanidades de la Universidad de Chile. En 1927 se le nom– bra Director General de Educación Secundaria y lucha por transformar los programas de la enseñanza media, desde el punto de vista de la r ealidad humana y de las verdaderas ne– cesidades del país. Sus reformas no logran prosperar; pero, pa– san los años y en 1935 preside la. delegación chilena, encarga– da de 1a reforma educacional de Costa Rica y elabora el pro– yecto de la Universidad Autónoma de La Habana. En 1988 tra– baja también, en las modificaciones de la enseñanza de la Re– pública Dominicana y en todas partes deja el signo de su espí– ritu renovador. Desde 1930 es Decano de la Facultad de Filo– sofia de la Universidad de Chile y nueve años más tarde se ha– ce cargo de la Dirección de Educación Primaria. Muchos pro– yectos tenía aún por realizar, cuando la muerte lo sorprende en 1941. ) 138 (

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