Los constituyentes de 1925
• Luis Galóames I Don Luis Galdames se destaca en la intelectualidad chi– lena como una de las figuras de mayor relieve. Su vigorosa per – i.onalidad se orientó hacia dos direcciones bien definidas, el magisterio y la investigación histórica; sobresaliendo en am– bas ampliamente. Espíritu renovador, inteligencia lúcida, vo– luntad incansable y tenaz, dejó impresa su huella en todas las actividades en que participó, desde sus labores profesionales y de estudio, hasta su valiosa contribución a nuestra Carta Funda.mental. Nacido en Melipilla en 1881, cursó sus primeros estudios en el Instituto Nacional. De sus inquietudes juveniles queda un libro de versos, "Sabia Joven", imbuído de emotivas since– ridad. Pero por encima de estas emociones líricas, necesaria expansión de un espíritu idealista, comienza a gravitar sobre el adolescente el peso de una vocación irresistible ; el magis– terio. Era como un apostolado laico que iba a marcar la línea directriz de su vida. D-On Luis Galdames entra al Instituto Pedagógico y en 1900 es Profesor de Historia y Geografía. Conjuntamente ha estudiado Derecho y en 1903 presenta una memoria sobre "La lucha contra el crimen" y el mismo año, recibe su título de abo· gado. Terminado ya el ciclo de formación, sus actividades se desenvuelven de preferencia en el campo educacional, como profesor en diversos establecimientos y, años más tarde, como Rector del Liceo Miguel Luis Amunátegui. No pasaría mucho tiempo antes de que abandonara por completo el ejercicio de su profesión de abogado, para dedicarse íntegramente al ma– gisterio y a la investigación histórica. Sus estudios se concre– tan en numerosos artículos periodítsicos y en algunos volúme– nes de positivo interés, entre los cuales vale la pena destacar "El Decenio de Monti", "Geografía Económica de Chile", "Edu– cación Económica e Intelectual" y su notable "Estudio de la :Historia de Chile", libro de gran valor didáctico que Omer .Emeth calificó como "la mejor síntesis que haya producido 1 nuestr,a literatura histórica". En 1925, en su calidad de Secretairo de la Sociedad Na– cional de Profesores, es llamado a integrar las Comisiones de Reforma de la Constitución de 1833. Su obra de constituyente merece ser especialmente señalada; pero es difícil separarla de la de sus ilustres colegas, don Carlos Fernández Peña y don Maximiliano Salas Marchán, en cuya colaboración presentó ) 137 (
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