Heroísmo sin alegría

63 cato, al periodista, al descosido que hacía versos a los veinte años, ¡ay!, a los veinte años en vez de masturbarse tranquilamente como un can cualquiera de cualquiera sacristía y ahora tiene un auto y un gorro, al sinver– güenza que es hoy magistrado o arzobispo, entre la baba honesta de la sociedad, a las matronas desvencijadas que hacen l'amour en verses odorants, a los snobs gomosos con cara de perro de solterona, a las viudas del verso, a los aficionados, a las niñas del verso que quieren casarse con an– tiguos con hediondos filibusteros. No espero nada de mi país, es decir, es– pero de mi país lo que espero de mis cole– ~as: el dicterio, la calumnia, el desprecio, el insulto miserable del miserable; y a los 77 años, el presidio o el olvido, como sepulcro, por la infamia de haberles descubierto el continente. Pero, pero mantengan cuidado los carajos, mantengan cuidado, porque si van a hoci– quear mi presencia, armados de sombras, armados de risas, armados de babas, y alguno mete la lengua o la pata en mi des– canso, le morderé, lo juro, le morderé, le morderé la lengua o la pata, le morderé el corazón con las mandíbulas desdentadas.

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