Heroísmo sin alegría

60 época de laboratorio. Por eso adopta un color esencial de · cerebro, aquella gran blancura encefálica, que es brutalmente cadavérica. Período de ideales artificiales, flor de azufre, sol de azufré. Yo admiro estos tiempos de luz obscura, cielo del al– ma, sin embargo, zona del verso, dominio del subconciente tan inminente que in– vade la conciencia, edad del arte flagrante, situación del Dios bancario y los pragma– tismos arados de dioses, los hierros pariendo alma, los autos sangrando alma y la veloci– dad tan veloz que produce calma, Job lloran– do golondrinas de acero. Lo urbano; y yo soy rural, yo soy rural tomismo que la geogra– fía; por eso me lamento. Soy capaz de degollarme por los amigos y soy capaz de matar el cielo y el mundo e incapaz de asesinar a una tórtola que dice lágrimas. La amistad de dos amigos asume, puede y debe asumir una gran nobleza cuando el tercero no es una mujer, por– que una mujer, como un abismo, podría dividir EL MUNDO. Por eso las admiro y las desprecio. Añadamos que la mujer sólo es noble cuando pare, ¿ y cuando llora?, cuando llora es temible. No me conozco; me conocen poco, me

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