Heroísmo sin alegría
44 Yo. Uno y todo ese~cial. Entónces yo me declaro yo, con permiso de la parentela. El estilo es lo íntimo y personalísimo del artista, su actitud última. "El estilo es el hombre". ¿El estilo es el hombre? Nó. El hombre es lo ético, lo contempla– tivo, lo volitivo, lo cognoscitivo y lo empí– rico, y el estilo es lo estético. El estilo no es lo que el hombre es, es lo que el hombre no es. El estilo es lo que el hombre quiere y puede ser: la curva completa, la parábola integral y esencial del universo. Por eso el hombre anhela el estilo, por eso, porque el estilo no es el hombre. ¿Y? Se desea lo que no se posee, y aún lo contrario de lo que se es, lo opuesto por lo opuesto, lo que no se posee por lo que no se posee. Si "el estilo es el hombre", todo hombre es un estilo, todo hombre es un estilo, y esto es mentira. Pero lo anterior no es insospechable porque en la obra humana caben ese hombre, lo contrario de ese hom– bre y el hombre. El estilo es aquel fluido inmanente e insondable que flamea al– rededor de la forma creada, aquello que la individualiza, la atmósfera única y ál– gida que la circunda lomismo que el tiem• po al mundo, el poder de atracción que
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