Heroísmo sin alegría

35 bras y yo las grandes palabras, y que él prefería la grandeza chica, sin destinos, sin montañas, sin terrores y sin absoluto, y que como él la prefería yo debía preferirla, tú de– bías preferirla, lector, y todos debían prefe– rirla, todos, !os altos, los bajos, los gordos, los flacos, porque ésa era la verad, ésa, ésa, y no otra. Los sabios dijeron: "la verdad es", y movieron la cola. Yo no le contesté nada a Huidobro, porque Huidobro ha viajado, y ha leído y ha hecho COSAS, y yo me lo he pasado rascándome la cabeza como los tontos. Bueno, bueno, sírvame un trago, señora. Cuatro o cinco mil años há, yo aprendí que si se tronchase un átomo se quebraría el eje de la tierra, y que tanta fuerza se pone en tallar una mosca como en tallar una vaca y que en las pupilas del piojo caben el cielo y el mundo y lo que está al otro lado del cielo y lo que es– tá al otro lado del mundo; pero todo esto no me hace preferir la hormiga al mar, tampoco me hace preferir el mar a la hormiga, ni excluir la hormiga, pero el mar, el mar, principalmente el mar, me atrae como el sol o Dios; además, con– templo las hormigas adentro del mar, justifico su grandilocuencia por el tama-

RkJQdWJsaXNoZXIy Mzc3MTg=