Heroísmo sin alegría
83 te al auto, al teléfono, al ortófono, al radio• grama, al injerto de costillas, al aeroplano, al rascacielos, a la imprenta, al cloroformo?.. Entónces, el arte moderno existe, pero existe no como invento, como continuidad del arte eterno, del arte, dirigido a la sensi– bilidad expresiva del instante. ¿ Existe el arte moderno? Existe el arte moderno como el automóvil con relación a la carreta. Hay una obscura, gran parábola situada desde "El Apocalipsis", desde "La Tragedia Griega" y aun desde "Los Himnos Rúni– cos", desde "Los Himnos Rúnicos", ate– rrizando en el Dante, en el Ruisbroec, en el Goethe, en el G6ngora, hasta J oyce, Picasso, Satie, Goll, Rousseau, el Aduane– ro, hasta Ramón, el hiperbóreo; desde el triángulo y las hieráticas matemáticas del egipcio y la preñada geometría redonda del caldeo hasta Rimbaud, Jacob y Apolli– naire, hasta Cendrars y Tzará; desde los negros, los cúbicos negros de la caricatura trágicosimultánea, sincrónica, trepidan– te, armónica, desde los cúbicos negros del dado blanco y negro, blanco y nei?,ro con el blanco como oposición, como contradic– ción o como vacío, de ese horrible equili- 8.
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