Los primeros planes intercomunales metropolitanos de Chile

50 - producir un borde inteligente y razonable, coherente y estructurado, en el contacto entre las áreas urbanas y rurales, creando las zonas suburbanas, especialmente formadas por áreas recreacionales, de equipamiento metropolitano, zonas de parcelas residenciales y de producción agrícola intensiva, evitando el deterioro que produce el área urbana sobre el área rural en todos sus rubros de producción obligando, en el caso de una necesidad de crecimiento justificada, a proporcionar los planes para la solución y el diseño de la modificación propuesta, manteniendo los mismos propósitos originales. En grandes líneas, los Planes Reguladores Regionales y Micro-Regionales de Santiago realizados en 1958 - 1960, para servir de base al Plan Regulador Intercomunal de Santiago, tuvieron los siguientes objetivos: Se trataba de poder administrar el crecimiento de las Metrópolis incluidas dentro de la IV Región, de tal forma que, sin impedir su expansión natural originada en sus recursos y sus relaciones geopolíticas internas y externas, se lograra un conjunto de asentamientos urbanos a escala del hombre, en contacto permanente con la naturaleza, protegiendo los ecosistemas de la Región y desarrollándolos armónicamente. Se trataba de buscar una fórmula de desarrollo respetuoso de la calidad de los suelos, sacando el mejor partido de la hidrografía y de la orografía, reforestando todo el territorio entre la cota 700 y 1.000 de altura, evitando la pérdida de suelos agrícolas productivos, orientando las nuevas áreas urbanizadas en suelos de menor calidad. Pero, sobre todo, manteniendo formas urbanas incorporadas a la naturaleza, en el diseño de los centros poblados, evitando la ciudad redioconcéntrica de crecimiento repetitivo, monótono y alejado de su cuadro natural. Es por ello que el núcleo principal de la ciudad de Santiago se bosquejó sobre un esquema de estrella de siete puntas, permitiendo que los tentáculos o "cuñas verdes" de la naturaleza penetraran hasta su centro. Estos tentáculos o cuñas verdes penetraban al centro de la ciudad por accidentes geográficos, como son el Manquehue, el Bosque de Santiago, y el cerro San Cristóbal; el cerro Renca y el cerro Colorado; el río Mapocho y el zanjón de la Aguada, tanto al occidente como al oriente; o por accidentes artificiales, en base a equipamiento metropolitano, como fueron el fundo La Laguna y el gran Centro de Abastecimiento Agrícola Occidental, el Aeropuerto Los Cerrillos, La Castrina, de la U. de Chile, etc. Los cuatro centros metropolitanos de la Región se extendían en forma longitudinal a lo largo del Océano Pacífico, LLolleo - San Antonio - Cartagena; Valparaíso - Viña, o a lo largo de los ríos del valle del Aconcagua y del Cachapoal, manteniendo en todo el espacio de la Región, una constelación de centros de diferentes tamaños de acuerdo a su especialidad, ya sea industrial, agrícola-industrial, agrícola, residencial o recreacional. En el caso de la Micro-Región de Santiago IV-B, se trató de organizar en un gran anfiteatro, producido por el inicio norte del Valle Central de Chile, en la cuenca media del río Maipo y conformado fundamentalmente de norte a sur, por los ríos Puangue, Lampa y Colina, en sentido norte - sur; el Huechuraba, el Mapocho y La Aguada, el propio río Maipo en sentido oriente - poniente, y el Clarillo, el Paine y el Angostura, en sentido sur a norte. Se conformó así, una "pauta" de desarrollo Micro-Regional, sobre un esquema de cuatro ejes hidrográficos centrales, proyectados hacia el Norte y el Sur, por tres ejes verticales principales y tres ejes secundarios en cada una de esas direcciones.

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