Los primeros planes intercomunales metropolitanos de Chile
26 Conclusiones y recomendaciones generales del "Seminario del Gran Santiago" 1957 (U. Chile, 1958). El adecuado manejo del proceso de metropolización del Gran Santiago sería decisivo en el desarrollo social y económico del país, por lo que la solución de sus problemas debía irse realizando en el marco de una política de planeamiento global de nuestra realidad social, económica, cultural e institucional. En ciertos aspectos, dicho planteamiento tendría que asociarse a un espacio más allá de los límites nacionales, dada su condición de metrópolis capital del país. La solución de los problemas metropolitanos debería basarse en medidas y planes a realizar en el interior del área urbana, pero también en la región. Se sugería una política tendiente a un mejor aprovechamiento del suelo urbano, suburbano, y rural, con el objetivo de un despliegue más racional de los servicios de urbanización, de energía, transportes colectivos y otros. El desarrollo de un sistema regional de satélites y áreas de renovación económica se apreciaba como la única medida que haría posible una efectiva descongestión de la ciudad hipertrofiada, facilitando con ello la remodelación de los sectores insalubres del interior de la metrópoli. Se debía considerar, en adelante, el área metropolitana como una "unidad urbana" con problemas que debían ser resueltos en conjunto, salvando los límites comunales existentes en la época. Observamos que el concepto de "unidad urbana" venía siendo difundido por Maurice-François Rouge desde Francia en el mismo momento en que se estaba organizando en Chile el "Seminario del Gran Santiago". Se relacionaba con la limitación de la talla de la ciudad. Este concepto sitúa un punto de equilibrio optimum de concentración , traspasado el cual, se pierden las ventajas de la ciudad y comienzan a surgir las desventajas. En ese momento no debe permitirse que la concentración siga creciendo en torno al mismo centro. Correspondería abordar una ruptura de la continuidad, para recomenzar alrededor de un nuevo núcleo. El concepto de "unidad urbana" fijaba un límite para detener el crecimiento y, a la vez, una meta a alcanzar, una "masa crítica" necesaria para lograr el máximo de ventajas de la ciudad (Rouge, 1957). Frente a la organización institucional existente en Chile, parecía conveniente mantener y desarrollar la autonomía municipal establecida en la Carta Fundamental y en la Ley de Municipalidades vigentes entonces pero, a la vez, procurar una fórmula que permitiera coordinar los gobiernos comunales y los servicios del área metropolitana. En el "Seminario del Gran Santiago" se observó que, desde el punto de vista legal, la única manera de lograr una totalidad urbana en la época sería ampliando el radio territorial de la “Comuna de Santiago”, absorbiendo a las restantes comunas, lo cual se consideraba de todas formas “difícil o imposible obtener” 33 . Esta observación da cuenta de que aun cuando se había reconocido los escalones territoriales de la planificación en 1953, cuatro años después aún no operaba plenamente el concepto intercomunal. Serán los proyectos de planificación de 1958/60 los que lo impondrán. La realización de las obras de urbanismo y servicios públicos que el Gran Santiago necesitaba requerían de la adopción de medidas específicas de orden financiero, legal y administrativo, sin las cuales todo proyecto de planeamiento urbano estaría condenado al fracaso. Se consideraba también necesario divulgar los problemas básicos y sus posibles soluciones por los organismos responsables, y “motivar y hacer posible la participación activa de la población del Gran Santiago” (U. de Chile, 1958, p.49).
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