Los primeros planes intercomunales metropolitanos de Chile

30-A En esos años, esta avenida y los territorios de sus bordes empiezan a vibrar con la expansión de la ciudad de Santiago, que revienta violentamente sus límites coloniales, dando nacimiento a la Metrópoli de Santiago. La fuerza y la dinámica Metropolitana hacen llegar las primeras poblaciones populares a estos sectores, al sur del Zanjón de la Aguada. La Población La Legua, es una de las primeras en llegar a esta área de Santa Rosa. Con gran rapidez, desde entonces, año tras año, han ido sumándose decenas de nuevas poblaciones. Ya a fines del período del Presidente Ibáñez, aparece la extensa Población San Gregorio. En los años 1960, irrumpe en los potreros la Población San Rafael, y en los años 1970, la Población La Bandera. Desde entonces, decenas de erradicaciones y poblaciones de bajo nivel socio-económico, con urbanizaciones menos que mínimas y prácticamente sin ningún equipamiento, se van extendiendo a ambos lados de la Avenida Santa Rosa. Esto culmina con los campamentos Cardenal Silva y Monseñor Fresno, en los años 1985, cubriéndose, así, el territorio hasta las proximidades del Río Maipo. Este problema de crecimiento Metropolitano, de baja calidad socio-económica, de desarrollo errático, violento y desplanificado, no es exclusivo de la Avenida Santa Rosa. Este fenómeno se repite en forma similar en otros sectores débiles y deteriorados de la Metrópoli, tales como: La Avenida Recoleta, la Avenida Santa María de Renca, la Avenida La Feria, la Avenida J.J. Pérez y muchas otras avenidas de iguales características, pero curiosa y especialmente, cuando ellas están semi-cerradas por el extremo exterior y no hay un destino más allá de la ciudad, a través de dichas avenidas. En la Metrópoli de Santiago se establecen, más allá de las autoridades locales, y sin una percepción clara del verdadero origen de la medida, la distribución de las distintas capas socio-económicas de la población en los diversos sectores de Santiago. Así se crean verdaderas ciudades diferentes dentro de la misma ciudad, con distintas calidades de vida, estándares, equipamientos y servicios, con el grave peligro que ello entraña para el futuro de la ciudad y la seguridad de sus habitantes que, sin quererlo, pasan a ser enemigos unos de otros. Algunos atribuyen gran parte de esta segregación a las leyes del mercado, a las teorías de la oferta y la demanda, voluntariamente no controladas, sin ponerlas a disposición del bienestar de la comunidad. En el caso de la Avenida Santa Rosa, que nos interesa, se ha venido acumulando una gran cantidad de erradicaciones de un crecimiento demográfico forzado, proveniente de otras comunas más antiguas, más ricas y de mayor influencia, (Santiago, Las Condes, Providencia y la Reina), las que se van deshaciendo de grupos humanos de bajo nivel socio-económico en asentamientos irregulares, que perturban las leyes del mercado de suelo y de vivienda en los sectores que actualmente ocupan en esas comunas. Todo este proceso está encauzado por el Ministerio de Vivienda y su Secretaría Regional y por el Ministerio del Interior y su respectiva Intendencia. Así se van creando conjuntos de viviendas de muy baja calidad y de tamaño insuficiente, para grupos humanos del más bajo estándar económico, en general, cesantes o con ocupaciones marginales, sin equipamientos sociales, sin fuentes de trabajo y con insuficientes servicios de urbanización.

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