Los primeros planes intercomunales metropolitanos de Chile
137 progresista de los CIAM, toda vez que se rechaza la estandarización de las respuestas a los problemas de las ciudades, optando por coordinar las necesidades de los habitantes, las exigencias del terreno y las condiciones climáticas, tal como lo había hecho Luis Muñoz en su momento. Cabe destacar que Muñoz Maluschka vio, tempranamente, la necesidad de salir del esquema de las vías de perfil colonial, estableciendo vías mayores, donde realzaba las "vías de circunvalación urbana" en las grandes ciudades, para evitar la congestión en el centro de la ciudad. El mismo, había comenzado a construir un tramo de la circunvalación Américo Vespucio en Las Condes, que posteriormente los autores de los planes de 1960 redefinieron en su trazado (para acercarse a la localización del nuevo aeropuerto de Pudahuel) y con un perfil de mayor jerarquía. Por otra parte, Luis Muñoz había advertido en los años 1930, la necesidad de establecer parcelaciones racionales en la ciudad, frente a las cuales la vialidad debía tener las dimensiones adecuadas. Más allá de esto, sus frecuentes citas a la planificación prusiana dieron cuenta de la voluntad de diversificar los cauces viales conforme se fuera desarrollando la entidad urbana (Pavez, 1993): "Se establecen directivas especiales, tanto para el tránsito caminero, estableciendo diversas categorías de las vías y su destino funcional, a saber, desde caminos de acarreo de productos agrícolas o mineros, hasta vías de tránsito liviano, pesado, a alta o baja velocidad, respectivamente, a larga o corta distancia; calles de diversas categorías de tránsito hasta las calles residenciales de diferentes categorías". Sobre elevación de la densidad de población en medio urbano Los planes de 1960, propusieron elevar las densidades de Santiago, oponiéndose tal como hizo Munford, al despliegue de las urbanizaciones de baja densidad, por provocar estas, entre otros efectos negativos, la desintegración social y cívica. Los planes debían responder a las necesidades masivas de recreación y también de civilidad: "El hombre es un animal político", había indicado además, Auzelle en una de sus críticas a Le Corbusier, dando cuenta de su interés en el desarrollo social de la civilidad. Destacamos también en Luis Muñoz en 1936, las necesidades de ocupar adecuada y oportunamente los espacios eriazos al interior de las ciudades antes de crecer por extensión, por los costos que esto significa en redes y equipamientos y ocupación del suelo agrícola, y la necesidad de hacer un mejor aprovechamiento del suelo urbano disponible, elevando la altura de la edificación residencial y edificaciones en forma más continua, todo lo que, por cierto, tendría una repercusión en el paisaje cotidiano de los habitantes. Para el cálculo de la densidad demográfica los planificadores de los planes de 1960 consideraron un 20 % menos en el área urbana, a fin de dejar un margen para la futura oferta, variaciones de la demanda, u otras eventualidades. Dicha superficie, sobre la base de una densidad de 144 habitantes por Há., permitiría una capacidad de 3.110.000 habitantes. A ello se agregó una población suburbana, a partir de una densidad
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