Los primeros planes intercomunales metropolitanos de Chile

128 Fig.8.- Rotonda Grecia y la cordillera de Los Andes. Archivo de J.Parrochia B. © Valdivia Norte, F.A.O. Archivo de J. Parrochia B. © Si bien, según Prager (Prager, 1954), el goce que nos proporciona la naturaleza no es el mismo que aquel que sentimos ante una obra de arte, existe una contemplación de la naturaleza frente a la cual un “individuo educado en el estudio de las obras de arte”, buscará formas, líneas y colores armoniosos sacados de las confusas impresiones de la naturaleza. Tales visiones, señala Prager, no son, sin embargo, un goce natural, sino una actividad del espíritu, la que tratándose de tipos creadores se cristalizan en una manifestación de arte. Por otra parte, Prager señalaba: "Han de crearse recintos para vivir y para trabajar, para la devoción y el recreo. El arte entra a actuar en tales creaciones sólo después de haberse resuelto el problema objetivo conforme a sus exigencias". Sin duda, en el caso de la planificación de Santiago, los autores intentaron coordinar los insoslayables aspectos incidentes en el funcionamiento de una metrópolis que llegaría a tener 6 millones de habitantes al año 2000, con la posibilidad de capturar presencias de macro paisaje excepcional de la cuenca de Santiago. El potencial a desarrollar en proyectos seccionales funcionales y paisajísticos en lo referido a paisaje intermedio y micro-paisaje en la ciudad, quedaba abierto, dando lugar a la participación de numerosos otros autores. Es el caso del paisajista alemán antes citado, Oscar Prager, quien aportó el diseño de los espacios verdes en el Seccional Avenida Parque Isabel Riquelme, proyecto vial en los planes de 1960 8 . Sobre integración del medio natural y el medio artificial En primer lugar, y en grandes líneas, los planes reguladores regionales y micro-regionales de Santiago realizados en 1958 - 1960, para servir de base al Plan Regulador Intercomunal de Santiago, tuvieron los siguientes objetivos que dan cuenta de una voluntad de coordinación mayor entre naturaleza y proyectos (Parrochia y Pavez, 1994): Se trataba de administrar el crecimiento de las metrópolis incluidas dentro de la IV Región (de la época), de tal forma que, sin impedir su expansión natural originada en sus recursos y sus relaciones geopolíticas internas y externas, se lograra un conjunto de asentamientos urbanos a escala del hombre, en contacto permanente con la naturaleza, protegiendo los ecosistemas de la región y desarrollándolos armónicamente. Respetando la calidad de los suelos, se sacó el mejor partido de la hidrografía y de la orografía, proponiendo reforestar todo el territorio entre la cota 700 y 1.000 de altura, evitando la pérdida de suelos agrícolas productivos, orientando las nuevas áreas urbanizadas en suelos de menor calidad. Pero, sobre todo, manteniendo formas urbanas incorporadas a la naturaleza en el diseño de los centros poblados, evitando la ciudad radio concéntrica de crecimiento repetitivo, monótono y alejado de su cuadro natural.

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