El derecho a la ciudad y la vivienda : Propuestas y desafíos de la realidad actual: XIII Encuentro ULACAV; V Jornada internacional de vivienda social
desarrollar, a principios de los noventa, un programa orientado fundamentalmente a la sustitución del modelo asistencial familiar por otro de tipo comunitario, mediante una estrategia basada en cinco puntos clave: el fomento de la participación social de la ancianidad, el fomento del interés por la asistencia sanitaria, el refuerzo de la atención a domicilio (con la inclusión de recursos económicos para la adaptación de viviendas), la creación de instituciones de asistencia social para los ancianos y la investigación y formación para mejorar la prestación de servicios a domicilio; es decir, se trata de un programa especialmente interesante por la gran voluntad que tiene de coordinar simultáneamente los ámbitos sanitarios y asistenciales, de bienestar social y de vivienda. En Israel, los movimientos inmigratorios que acompañaron a su declaración de independencia a finales de los años cuarenta han derivado hacia un repentino e intenso proceso de envejecimiento. En ese marco, las soluciones a ese problema no sólo han sido el incremento de plazas residenciales en centros especializados, como los centros de día, sino que también se ha promovido de forma importante la construcción directa de viviendas tuteladas para ancianos con todo tipo de servicios complementarios (como, por ejemplo, servicios de limpieza, de enfermería, restauración, atención personal, etc.) y las líneas de ayuda para la ejecución de obras de adaptación muy necesarias como son la instalación de ascensor, el agrandamiento de determinadas partes de las viviendas no accesibles, trabajos de arreglo y mejora de las instalaciones o los servicios en el hogar. Como muestra de los resultados de esa política, las medidas descritas comportaron, con un mayor sobreenvejecimiento, un ligero pero importante descenso del porcentaje de ancianos institucionalizados, hecho que desgraciadamente nos señala que una parte de los ancianos institucionalizados podría vivir independientemente con sólo ofrecerle una vivienda adaptada, y que un grueso más significativo también lo haría sí, además, recibiese en su casa soporte sanitario y asistencial complementario. Australia, al igual que la mayor parte de los países desarrollados, también hace tiempo que trabaja en ese campo. Concretamente, la confección del Home and Community Care Program en 1985 marca el inicio de un enfoque global en las políticas de atención a la vejez con el principal objetivo de mejorar la calidad de vida de los más mayores, primando, sobre todo, su independencia ante otras opciones. Para conseguirlo, de modo similar a otros países, la estrategia gira en torno a tres ejes: una gama integrada y exhaustiva de servicios de cuidados para ancianos frágiles, ayudas para poder llevar una vida independiente (especialmente pensando en la vivienda, desde la rehabilitación, la mejora o la promoción de viviendas tuteladas) y el ofrecimiento de un amplío abanico de servicios complementarios, fundamentalmente de tipo sanitario. Pero el Home and Community Care Program, mayoritariamente, se ha desarrollado a través del modelo llamado Community Options, que lo complementa en el sentido de garantizar una continuidad en el servicio, detectar déficits no cubiertos, mantener un contacto constante con el beneficiario y, muy especialmente, valorar si la atención en el propio hogar es inviable, tanto por las necesidades del anciano como por las condiciones del inmueble. LÍNEAS GENERALES DE ACTUACIÓN Si tenemos en cuenta la limitación de los recursos públicos, de entre todas las variantes de las condiciones residenciales de los mayores, hay una que es fundamental para adoptar una u otra línea de intervención: el régimen de tenencia. Los mayores que son propietarios, usualmente, no tienen pagos pendientes de la compra de su inmueble y, por tanto, disponen de un patrimonio que, aunque esté degradado o sea inadecuado, puede ayudar a financiar las intervenciones; mientras que si el anciano está en régimen de alquiler, probablemente, sus recursos económicos sean inferiores e, indudablemente, las posibilidades de financiamiento sustancialmente menores, además de las dificultades que pueden surgir para realizar determinadas intervenciones con el propietario del inmueble. Otra premisa más que, en buena medida, impregna las propuestas es la aplicación, siempre que sea posible, del criterio ya expuesto de envejecer en la comunidad aplicado a la vivienda de los mayores, en la hipótesis de que ésta reúna las condiciones adecuadas o las pueda reunir a un coste razonable, tanto en su interior como desde la accesibilidad urbana a la ciudad y sus servicios. Procurar mantener al anciano en su casa, siempre y cuando su dependencia no sea un obstáculo insalvable, es, indudablemente, la política de vivienda idónea, tanto por su bajo coste como por las ventajas sociales, psicológicas y asistenciales que supone.
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