El derecho a la ciudad y la vivienda : Propuestas y desafíos de la realidad actual: XIII Encuentro ULACAV; V Jornada internacional de vivienda social

Unido, Austria, Alemania, Dinamarca, Irlanda, Italia y Bélgica ya preveían subvenciones especiales para las necesidades de las personas mayores. Concretamente, en Dinamarca, destaca el amplio grupo de medidas desarrolladas para las personas mayores, que van desde las ayudas a la rehabilitación de sus viviendas hasta la subsidiación de parte del alquiler en el caso de bajos ingresos, la promoción de viviendas adaptadas y asistidas, 4 el desarrollo de programas de supresión de barreras arquitectónicas en edificios y espacios libres y otras medidas, principalmente en el ámbito de la atención social y sanitaria, dirigidas a mantener al anciano en su casa el mayor tiempo posible. Con unos planteamientos diferentes, pensando en el efecto de gueto de las grandes promociones de vivienda para personas mayores y teniendo en cuenta la necesidad de integrar a las personas de edad avanzada en su entorno urbano, las soluciones del hábitat integrado de Munich o los granny flats del Reino Unido consisten en reservar un reducido número de pequeños apartamentos para personas mayores, independientes y usualmente situados en planta baja, en cada promoción de vivienda pública, de forma que se obtenga un volumen de apartamentos suficientes, para atender las necesidades, repartidos por toda la ciudad. Más recientemente, en el Reino Unido, fruto de la creciente preocupación del sector público por el problema residencial entre las personas mayores -debido fundamentalmente al incremento de ese colectivo por el proceso de envejecimiento que atraviesa la sociedad británica-, a principios de enero de 2001, el gobierno publicó una guía de trabajo marco (DETR, 2001 ) 5 sobre el problema con dos grandes objetivos: garantizar el mantenimiento de la independencia de las personas mayores en su casa, de acuerdo con sus circunstancias particulares, y dar ayuda para que estén informados y participen sobre sus opciones, sobre las ayudas y los servicios y las vías de acceso a ellos. Por tanto, según dicho documento, la acción pública del gobierno inglés en materia de vivienda para los más mayores se plantea de forma integrada, holística, inclusiva, participativa y preventiva, y se estructura en cinco grandes áreas estratégicas que tratan sobre: la diversidad, la posibilidad de escoger los servicios en función de sus necesidades y preferencias, la publicidad y la información -con el fin de hacer más accesible a las personas mayores las ayudas-, la flexibilidad en los servicios y las ayudas -en respuesta a los frecuentes cambios que se dan en la vejez-, la mejora de la calidad de las viviendas y de los servicios asistenciales -estableciendo los controles adecuados-, y el perfeccionamiento de la coordinación, principalmente a escala local, de los organismos responsables en materia de salud y sanidad, servicios sociales y asistenciales. En el caso de Suecia (Lindstrom, 2002), el fuerte incremento del número de personas mayores en los años ochenta generó una serie de exigencias de la ancianidad en materia de autonomía, privacidad y vivienda, y consiguió una revisión del estoc de viviendas, el impulso de obras de rehabilitación o adaptación de muchas de las viviendas existentes y la construcción a gran escala de nuevos bloques de viviendas adaptadas con servicios personales incorporados. A diferencia de todas esas intervenciones que se proponen para las ciudades medianas y grandes, el problema de la vivienda entre las personas mayores en el medio rural es un problema que también necesita soluciones específicas. Para su solución, en Francia, Irlanda o Dinamarca se han promovido pequeñas unidades de viviendas inderendientes con servicios de atención descentralizados para los mayores de los ámbitos rurales que ya no están en condiciones de vivir en sus viviendas; o, sencillamente, que esas viviendas no están en condiciones de ser habitadas por nadie. Esa solución evita el desarraigo que genera la institucionalización o el traslado de los ancianos a las ciudades, donde es más fácil disfrutar de los servicios adecuados. 4 Otro ejemplo de la política de vivienda europea pensada para preservar la autonomía de los ancianos son los hogares-residencia de la región de Jutlandia de Dinamarca, subvencionados por los poderes públicos. Se trata de operaciones de unas cuarenta viviendas, aproximadamente, de no más de 60 metros cuadrados y espacios comunes, dotados de todos los sistemas de seguridad, telealarma y teleasistencia disponibles. 5 DETR (2001 ): Quality and choice for o/derpeop/e's housing. A strategic framework. (Se puede consultar en: www. Odpm .gov.uk/stellenVgroups/odpm_housing/documents/page/... ). Sobre ese trabajo, al margen de los aspectos meramente políticos, cabe destacar el estudio de la situación residencial de la personas mayores (apéndice 1: The housing circumstances ofolderpeople) desde una perspectiva que sobrepasa el espacio físico de la vivienda e incorpora las necesidades sanitarias i asistenciales, y, muy especialmente, la realidad socioeconómica de la vejez. 8 En esas soluciones, hay que estudiar las formas de residencia de las zonas rurales ya que, si hablamos de ámbitos donde los hogares extensos son predominantes, esa alternativa no es la idónea; y a lo mejor habría que pensar en ayudas y soporte a la familia como proveedora de los servicios.

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