El derecho a la ciudad y la vivienda : Propuestas y desafíos de la realidad actual: XIII Encuentro ULACAV; V Jornada internacional de vivienda social
mayoría de los casos al aporte de mano de obra y en casos ligeramente sofisticados al aporte de materiales y decisiones operativas u opciones guiadas. Se hace evidente que debemos trascender este concepto de "participación" que pareciera una forma agiornada del asistencialismo liberal. Es necesario reivindicar modalidades de participación que involucren una vinculación orgánica entre estructuras de gestión socio-gubernamentales y prácticas democráticas descentralizadas y articuladas entre sí, en torno a intereses específicos. La interacción territorial y social vincula a todos los actores sociales que construyen la ciudad e instala el debate entre las condiciones espaciales y el hábitat, recuperando a la vivienda como un dispositivo emancipador e integrador a la ciudad.- Así el espacio de la ciudad es el espacio de lo cívico, factible de ser político. Al decir de Saskia Sassen (2005) la territorialidad genera lo político, lo que permite a los distintos actores hacerse visible en la pelea política por la defensa de los derechos. Por lo cual para el logro de reales y mayores niveles de participación de los destinatarios de los programas de Hábitat Popular, se hace necesario que el derecho a la ciudad, como derecho social, civil y político, se materialice desde su enunciación hasta su implementación. Por ello se requiere recuperar la experiencia de los diferentes actores que intervienen, teniendo en cuenta no sólo el saber técnico y específico del profesional, sino que es importante saber qué piensan, sienten y desean los sujetos para quienes se "diseñan" las viviendas y las mejoras del medio ambiente. La articulación de todos los actores intervinientes en los proyectos requiere del reconocimiento de la calidad de las organizaciones comunitarias existentes, de la identificación de las redes sociales, para promover alianzas estratégicas con diferentes sectores para la implementación de los proyectos, a la vez que se instrumentan dinámicas que promuevan la promoción de la identidad y la ciudadanía social. Una planificación que sea producto de esa instancia de participación de todos los actores que producen la ciudad, contribuirá a la igualdad, orientada a una democratización en el proceso de construcción del espacio urbano Para el logro de los objetivos señalados es necesario el desarrollo de un modelo participativo y el fortalecimiento de capacidades de negociación, autogestión y cogestión. Contextualizando la propuesta, abordaremos las relaciones entre Estado, en este caso municipal, descentralización y participación, con la finalidad de identificar espacios de superposición emergentes, que nos permita pensar la constitución de redes de gestión asociada como aporte a la democratización de las políticas sociales. Por un lado, la exclusión social en la que se encuentran amplios sectores de la sociedad han obligado a los diferentes estamentos estatales (nación, provincia, municipio) a implementar formas innovadoras de participación para paliar las demandas de las poblaciones vulnerables. Continuando con la lógica explicitada hasta el momento, participar no es formar parte pasiva ni estar obligado a participar. Participar es ponerse en movimiento por propia decisión y no ser puesto en movimiento por imposición de otros. Es decir concebir la participación como un acto de libertad y autonomía de los sujetos Uno de los obstáculos de la participación es que no todos quieren participar aunque estén en condiciones de hacerlo y no todos pueden participar aunque quieran y otros porque no pueden hacerlo. Es importante reconocer las limitaciones a fin de instrumentar mecanismos consensuados que faciliten los espacios participativos. La participación plena y real implica tomar decisiones, es decir, compartir el poder, pero como este nunca ha sido una" concesión" de quienes lo ejercen y poseen, se necesita capacidad de organización para captarlo pero es precisamente lo que les falta a los que han sido excluidos y la participación se justifica, entonces, en función de propiciar o fomentar espacios que permitan conocer y resignificar las formas de construcción de consenso para el ejercicio de la organización y de su legitimación. Para lograr esto sólo se pueden tomar decisiones compartidas a partir de tomar conocimiento, con tiempo suficiente y mecanismos claros, de los problemas y de las alternativas. Para eso los políticos, los técnicos y los propios ciudadanos tienen que intercambiar sus conocimientos y posiciones sobre las medidas que se van a adoptar. Son negociaciones donde no hay una sola solución técnica y donde lo técnico constructivo 3
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